Copa América: Ecuador y el minuto fatal

El hincha le apunta a Sánchez Bas, pero él no se contrató solo. Esta caída puede quedar atrás con dos triunfos, sin embargo hay que poner los pies en el piso.

El volante José Andrés Martínez quedó tendido en la cancha por varios minutos luego de recibir un patazo en la cara de parte de Enner Valencia. Foto: EFE

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Las dolorosísimas estadísticas de Ecuador en Copa América a lo largo de la historia echan sal en la herida y hacen aún más cruenta la derrota inaugural ante Venezuela. Por inesperada y porque rompe la ilusión de arrancar, por fin, con el pie derecho en este torneo tan esquivo. También golpea doble por el exceso de confianza de mucha gente, entre la que se incluye a los jugadores. “Nosotros venimos acá a ser campeones”, dijo con total seguridad Félix Torres un día antes del estreno, frase ya pronunciada por otros miembros del equipo, como si se tratara de un intento de autoconvencimiento. Frase altiva que ni siquiera sale de la boca de jugadores brasileños, argentinos, uruguayos, colombianos. Estos hablan con cautela.

Desde luego, el 1-2 ante la Vinotinto no significa la eliminación del torneo, pero complica mucho y es un mazazo a la ilusión. Para peor, que haya ganado México dificulta más el panorama: lo ideal era que empatara con Jamaica y quedaran ambos con un punto. Ahora México está tres arriba y Jamaica buscará afanosamente una victoria frente a Ecuador para seguir en carrera. A modo de apostilla: habiendo disputado 19 ediciones menos, México quedó a un punto de sobrepasar a Ecuador en la tabla histórica de la Copa América: están 74 a 73.

Hay que empezar por el minuto 18 con 24 segundos, donde una desgracia doble para Ecuador condicionaría el resultado final. Una buena apertura de Kendry Páez a la izquierda para Hincapié, devolución perfecta del lateral al punto del penal, Páez va a buscar y toca bien con derecha para gol, pero una milagrosa tapada del arquero Romo evita la conquista. Era el 1-0. En el mismo instante, Enner Valencia comete una falta tremenda sobre el Brujo Martínez: planchazo en el cuello del venezolano. Enner no es un jugador violento, pero la falta fue insólitamente brutal y, tras ser amonestado, el VAR llamó al juez Wilmar Roldán para hacerle ver que era roja y no amarilla. Ecuador no abría el marcador, como esa bonita jugada merecía, y además se quedaba con diez. Una auténtica fatalidad. Significaba quedarse sin su gran goleador por dos partidos, ese y el siguiente. Y jugar con diez los siguientes 85 minutos, porque el tiempo añadido fue muchísimo.

No obstante, un mal rechazo de Yordan Osorio y un notable gesto técnico de Jeremy Sarmiento en la pegada le permitieron a la Tricolor abrir la cuenta: ahora sí 1-0. Y estando en desventaja numérica. Incluso con justicia: Ecuador era más que una confundida Venezuela, que hizo un primer tiempo de espanto. Pero el hombre de menos y los acertados cambios realizados por Fernando Batista en Venezuela dieron un vuelco fundamental al juego. El dominio caribeño se acentuó, para redondear al final un 66 % de posesión.

Los delanteros Jhonder Cádiz y Eduard Bello le cambiaron la cara a su selección y lograron los dos goles de la, hasta ahí, insospechada victoria vinotinto. En ambas acciones fue fundamental la experiencia y astucia de Salomón Rondón, primero para servirle el balón a Cádiz, quien con tiro bajo anotó, previo desvío en Félix Torres; luego, tras un centro de Alexander González, el veterano goleador conectó con una preciosa palomita, Domínguez salvó su arco atajando a medias y Bello aprovechó el rebote para enviarla a la red, en una acción en la que madrugó a William Pacho. Estando detrás del zaguero logró anticiparlo y convirtió. Reaccionó muy tarde Pacho.

Ahí se derrumbó Ecuador y, aunque quedaba tiempo de sobra para empatar, ya no tenía gasolina ni variantes ofensivas. Estando todavía 1-0 arriba, había salido Sarmiento, el mejor atacante, el más movedizo y peligroso, para que entrara Gruezo. Entonces Félix Sánchez alineó tres volantes de marca para contener el dominio venezolano, pero apenas un minuto después llegó el empate de Cádiz y Ecuador quedó en terapia intensiva, sin ofensiva. La derrota parecía inevitable y se consumó. Nuevamente un medio campo exclusivo para luchar, con cero creatividad. Apenas unos metros adelante, Kendry Páez y, más arriba, Kevin Rodríguez como llanero solitario. Lo habíamos comentado en una columna anterior: es demasiado peso tirarle a un chico de 17 años la responsabilidad de crear todo el juego. No tiene socios, Páez. Además, sus virtudes técnicas son indiscutibles, pero entra poquísimo en juego. Tocó por primera vez la pelota al minuto 17. Puede llegar a ser una figura, sin dudas, el tiempo lo revelará; hoy no es solución por sí solo.

Asimismo, se advierte una intención de hacerle sentir al rival el poderoso biotipo físico actual de Ecuador (Preciado y Gruezo son abanderados en este sentido); no obstante, hay que pensar más en la pelota, en jugar.

No es igual optimismo que triunfalismo. Hay una expectativa alta debido al hecho de tener varios jugadores actuando en Europa, pero este no es un factor diferencial: las demás selecciones también los tienen. Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia, Chile y otros cuentan con futbolistas en ligas importantes. Hasta Jamaica tiene trece integrantes que militan en clubes de Inglaterra. También los títulos internacionales ganados por Liga de Quito e Independiente del Valle han sobreencendido la ilusión, al punto de considerar al ecuatoriano el tercer fútbol de Sudamérica. Y, por último, otro ítem que invita a la euforia es lo que se ha dado en llamar la Generación Dorada. Efectivamente, es dorada en defensa; del medio hacia adelante, es una camada flaca en calidad y en cantidad. Y encima la defensa falló ante Venezuela en los dos goles. En el primero se durmió en un saque lateral; en el segundo hizo una siesta Pacho tras el rebote en Domínguez.

Igual, que quede claro: hay en general buenos jugadores y una mentalidad altamente competitiva. La entrega no puede ser puesta en duda: dejan todo. Esta derrota se puede dejar atrás con dos triunfos, pero hay que poner los pies sobre el piso, bajar las expectativas y la grandilocuencia, ir paso a paso.

Acerca de Sánchez Bas: tal vez no sea el técnico más adecuado. Lo que no se entiende es el apuro en ir a buscarlo inmediatamente después del Mundial sabiendo lo mal que le había ido con Catar. Pero es lo que le gusta a la dirigencia. Adora que tengan perfume europeo. Primero querían a Klinsmann, con asistentes alemanes, asesores alemanes y hasta con aguatero alemán. Luego fueron rimbombantemente por Jordi Cruyff, un fantasma de la dirección técnica que traía la receta para ser superpotencia mundial. Y tras aceptar a regañadientes a Gustavo Alfaro como última opción, porque no había más tiempo, volvieron por otro europeo. El hincha le apunta a Sánchez Bas, pero él no se contrató solo. (D)

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