El triste deceso de Pelé ha invitado a abrir la caja de recuerdos de un mito alejado en el tiempo para las generaciones más jóvenes. Osvaldo Ardiles tuvo el privilegio de compartir buena amistad con O Rei y con Diego Armando Maradona. Fue campeón del mundo en Argentina 1978 con su selección, emblema del Tottenham en la década de los 80, entrenador durante muchos años y protagonista, junto a Pelé, Bobby Moore y los actores Michael Caine y Sylvester Stallone de Evasión o Victoria (1981), gran referente cinematográfico sobre fútbol. Desde Londres, donde reside, desempolva para AS, a los 70 años, su álbum de memorias

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¿Qué ha significado Pelé para el fútbol?

Tal vez ha sido la persona más influyente de toda la historia del este deporte. Hay un antes y un después de su aparición. Cambió muchas cosas. Por ejemplo, antes de que se convirtiera en una estrella mundial el dorsal que la mayoría de jugadores quería para su camiseta era el 9, la del delantero goleador, pero luego todos querían el 10, como Pelé. El líder de cada equipo o el mejor jugador pasó de querer un número a otro. Esa fue una de los muchos aspectos que él transformó.

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Si tuviera que quedarse con un solo recuerdo o una imagen suya, algo que lo defina, ¿cuál sería?

Me quedo con el cuarto gol de Brasil ante Italia en la final del Mundial del 70 en México. El gol es de Carlos Alberto pero Pelé le pasa el balón, parece que detiene el tiempo cuando la recibe y se la pone perfecta según iba en carrera para marcar un golazo.

¿Era su ídolo cuando usted era niño?

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Sí. Lo veía como alguien extraordinario. Tenga en cuenta que Argentina ganó su primera Copa del Mundo en el 78 y Brasil ya lo había hecho en el 58, en el 62 y en el 70. Menos mal que se retiró porque si no lo hubiera hecho quizás todavía estaríamos esperando el primer título (risas). En mi país había grandes jugadores pero ninguno llegaba a la altura de ese monstruo futbolístico.

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¿Era normal en aquella época (década de los 60) que un niño argentino idolatrase a un brasileño teniendo en cuenta la rivalidad de ambos países cuando había un balón por medio?

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No era normal en absoluto y eso me creó serios problemas en mi entorno. Cuando Brasil quedó campeón en el 70 yo decía abiertamente que así es como había que jugar al fútbol y de esa manera es como me gustaría hacerlo a mí. Me criticaron mucho, pero para mí el fútbol y el buen juego siempre estuvo por encima de las nacionalidades.

El equipo argentino campeón del mundo en 1978, con Osvaldo Ardiles (abajo, segundo desde la izquierda).

Defínalo como jugador. ¿Qué le impresionaba de él?

Lo tenía todo. Manejaba bien la pierna derecha y la izquierda, era muy elegante, fuerte y era rápido como una gacela. Bueno, más bien era como una pantera negra. Era explosivo en tramos cortos y resistente en los largos y causaba estragos en los rivales. Lo que hicieron luego Maradona y Messi él ya lo hizo antes y con las dos piernas. Y todo ello jugando en una época mucho más difícil que ahora para un jugador talentoso como él.

De todos los futbolistas que llegaron detrás, ¿cuál se ha parecido más a Pelé?

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Ninguno. En mi consideración hay tres futbolistas en lo más alto. Yo les llamo los tres Reyes Magos. Son Pelé, Maradona y Messi, cada uno con su estilo. En ese Olimpo no hay nadie más.

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Dice Menotti, que vio jugar a todos los grandes, que ninguno llegó al nivel que tuvo O Rei, ni Maradona ni Messi, aunque él sea también argentino, ¿usted qué piensa?

Tiene razón César. Ganó tres campeonatos del mundo, marcó más de mil goles, cambió el fútbol y lo que consiguió él no se volverá a repetir. De todas formas las opiniones son generacionales. Si eres de la edad de Menotti (84 años) es normal que elijas a Pelé, si eres de la mía (70) lo lógico es apostar por Dieguito, con el que además yo jugué, y si eres más joven lo harás por Messi. Los tres han sido los dioses de este deporte.

En un tuit tras su fallecimiento usted dijo que era el Rey de Reyes y un jugador único, ¿qué le hacía ser el más grande en su opinión?

Absolutamente todo. Su arte, su inteligencia, su físico, su agresividad, su lectura del juego…

Como argentino y amigo de ambos, ¿le dolió la tensa relación que tuvieron Maradona y Pelé? ¿Lo entendió como una batalla de egos?

Creo que no fue tan tensa como pareció. La prensa lo agrandó más de la cuenta. En el fondo se apreciaban y se admiraban. Cuando murió Maradona, Pelé dijo una frase que me emocionó: “Que Diego me espere en el cielo, porque jugaremos juntos allá”. Es cierto que a veces había problemas de celos, porque la comparación era permanente, pero no iba más allá. Hablé muchísimas veces con Diego sobre esto y tenía una enorme admiración y un gran respeto por Pelé.

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¿Cómo se imagina un partido ahí arriba con los dos juntos en el mismo equipo?

Lo primero que necesitarán es dos balones, uno para cada uno, pero debe ser maravilloso.

En 1981 usted y Pelé protagonizaron juntos la mítica película Evasión o Victoria, ¿cuánto tiempo duró el rodaje y cómo lo vivió?

Fue un mes y medio en Budapest y lo pasamos en grande. Al acabar el rodaje de cada día no había mucho que hacer y nos dedicábamos a hablar de fútbol en lo que llamábamos “rondas futbolísticas”, que a veces duraban hasta las 3 de la madrugada. Obviamente todos preguntábamos a Pelé, que nos contaba muchas anécdotas. Fue una delicia.

Pelé se consolidó como una leyenda del fútbol en el Mundial de México 1970. Foto: Archivo

¿Por qué lo eligieron a usted para acompañar a Pelé y Bobby Moore?

Yo estaba en Inglaterra y cumplía todos los requisitos que pedían. Campeón del mundo, chiquito y flaquito. Debía parecer casi un muerto de hambre, porque estábamos en un campo de concentración.

¿Es cierto que Sylvester Stallone apenas sabía de fútbol que el balón era redondo?

En el guion ponía que tras atajar el penalti, que por cierto cometí yo, agarraba el balón, se pasaba a todos los alemanes y hacía el gol. Entonces Bobby Moore y Pelé dijeron que eso era imposible, porque ni siquiera sabía atajar la pelota. Era domingo y había que terminar el rodaje a toda costa así que se modificó el guion.

¿Qué supuso para usted ser protagonista de un film tan legendario?

Aparte de pasarlo muy bien la repercusión fue muy grande. Pasé ocho años como entrenador en Japón y solo me hablaban de la película. Yo les decía que fui campeón del mundo, pero ellos me preguntaban siempre por lo mismo. (D)