Paola Gamboa, de Guayaquil, compitió en la Marathon des Sables, realizada en el desierto del Sahara marroquí entre el 23 y 29 de abril, y se convirtió en la primera ecuatoriana en terminar la prueba deportiva.

Exhausta, llegó a la meta en el puesto número 16 entre las mujeres, tras completar los 242 km de la carrera en 41 horas y 40 minutos.

Pero el camino hasta esa meta no comenzó en el desierto de Marruecos. Paola se dedicó durante años al triatlón y en el 2022 quiso probar otro deporte: el trail running. Corrió en The Costal Challenge de Costa Rica, quedó tercera y se ‘enganchó’ a las competencias largas.

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En ese viaje, alguien le habló de las estrellas del desierto de Marruecos.

Y Paola quiso verlas.

Paola Gamboa durante la carrera. Foto: cortesía P. G.

“En Costa Rica estuvo la vicecampeona de la edición pasada de Sables, habló de lo bonito que era el desierto y las estrellas en la noche (...) Yo había escuchado alguna vez en ESPN de la maratón”, cuenta la deportista, quien decidió entrenar para llegar a esa competencia.

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La carrera de ultradistancia en autosuficiencia, conocida también como la Maratón de las arenas, tiene fama de ser brutal.

En esta edición, la número 37, tuvo 6 etapas, entre estas hubo una ‘ultra’ de 90 kilómetros.

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Además, se sumó una ola de calor. La temperatura subió a 45 grados, lo que hizo que el porcentaje de abandonos suba hasta el 30 %, cuando el promedio en la carrera está entre el 5 % y 10 %, según Mundo Deportivo.

El entrenamiento

La guayaquileña entrenó con Joaquín López, uno de los mejores corredores de trail en Ecuador, con quien hicieron un proceso más aeróbico, “ya que no iba a correr en calle como normalmente hago, sino en trail, en arena. También hubo sesiones en el gimnasio, para ayudarme a fortalecer la espalda”, explica, pues en la carrera cada competidor carga con el peso de sus pertenencias.

Esa mochila debe pesar máximo 10 kilos. Allí se lleva la comida, algo de ropa y otro material técnico.

La carrera

Paola llegó a la partida con muchas expectativas. Los corredores son divididos en grupos y en el suyo había siete hombres. Se preguntaba: ¿dónde y cómo me voy a cambiar (de ropa)?, ¿hay baños?, ¿voy a dormir con siete hombres a lado? Esas preocupaciones duraron poco. “Fue increíble, ellos eran supercaballeros”, cuenta.

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En este tipo de carreras largas y extremas se crean fuertes vínculos. La gente se ayuda sin miramientos. Paola señala que si necesitabas algo, si querías comer más, la gente siempre estaba dispuesta a ayudar. Algunos compartían sus sleeping bags o sus colchones inflables.

Paola con dos de sus compañeros, durante uno de los recesos. Foto: cortesía P. G.

Y con el paso del tiempo te acostumbras a cosas poco comunes. Desde unos simples ronquidos nocturnos hasta ver a la gente haciendo sus necesidades. “Al principio con vergüenza, las personas se iban muy lejos, después solo daban unos pasos, se agachaban, se limpiaban (...) escenas sin pudor, totalmente normalizadas, como un comportamiento animal”, cuenta.

Más allá de esos detalles, la exigencia de la Marathon des Sables la marcó enormemente.

“Cada día era una carrera diferente. Nunca sabías qué podía pasar -relata- Yo decía ‘son solo 33 km en un día’, pero había calor, dunas, 33 % de inclinación, había que usar cuerdas y ya las piernas iban cansadas (...) yo pensé que estaba acostumbrada al calor, pero esto fue otra cosa”.

Durante la competencia la temperatura llegó a 45 grados. Foto: cortesía P. G.

Los primeros días tuvieron cinco o seis horas de recorrido. En cada meta, cada corredor recibía un galón de agua, que debía distribuir para tomar ese momento y en la carrera siguiente, y para el aseo. Aunque según ella, la gente apenas usa el agua para limpiarse: “Te limpias con unos pañitos y el pelo no se lava”.

Una de las cosas que aprendió al andar es que no hay que caminar en la arena que todos los demás han pisado, pues esta se pone más pesada. También, que el cuerpo puede fallarte en un segundo y al mismo tiempo sorprenderte.

El día más difícil fue la ‘ultra’ de 90 km, distancia que nunca había recorrido, menos en un desierto.

“Al cuarto CP (parada) me quedé sin agua, me dio cistitis, sentí que me estaba quemando por dentro, allí me dieron una pastilla: si pedía agua, me penalizaban con tiempo, entonces pedí el agua llorando”, dice.

Aún así, Paola continuó trotando, pero el dolor siguió. En un momento en el que tuvo señal en su teléfono, habló con Joaquín, quien le recomendó que camine los casi 18 kilómetros que le faltaban. Y así llegó a la meta ese día.

“Fueron momentos emocionales muy fuertes”, expresa. Nunca imaginé el dolor de las ampollas, todos las teníamos en los dedos, en los talones... ponerse los zapatos era un sufrimiento... Paola dudó en muchos momentos de su fuerza para poder levantarse al día siguiente y seguir corriendo, pero “el cuerpo se recupera, se adapta, no deja de sorprenderme”, recalca.

La meta

Luego de los 90 km hubo un día de descanso y luego una maratón hasta la meta final. “Corrí los 42 km bien, a mi ritmo (...) puedes odiar todo, pero ves la meta y viene un estallido en el corazón, lloras... Me quedé abrazada al director de la carrera como 5 minutos”, recuerda Paola.

Luego de esa semana en el desierto, Paola concluye que, para ella, fue una experiencia de una sola vez en la vida, en la que sacas tu voluntad y debes encontrar tus lugares felices para seguir adelante.

Cree que, aunque esta fue muy extrema, encaja en este tipo de competencias por etapas, en las que hay que dosificar las energías en varios días, proceso muy distinto al del triatlón, en el que hay un esfuerzo enorme, pero de pocas horas.

Tras una semana en el desierto, Paola cree que fue hasta Sables por una “búsqueda interna de un ‘algo más’, por la transformación que se genera desde el día que decides correrla hasta el día que pasas la meta”.

Y por las estrellas que disfrutó durante su camino: “Vas sola, apagas la linterna y el cielo está totalmente despejado. Nunca había visto las estrellas tan brillantes”.

Panorámica del desierto del Sahara marroquí. Foto: Shutterstock. Foto: IvaFoto

Paola Gamboa, la mujer de acero que representa con orgullo a Ecuador

Datos

  • La Marathon des Sables fue creada por el francés Patrick Bauer. En 2023 partieron de meta 1.185 corredores y llegaron a la meta 771.
  • Las ganancias generadas se entregan a una fundación, a una acción escolar o hasta sensibilizar al público acerca de una enfermedad. También tienen academias deportivas para niños en Marruecos.
  • Maryline Nakache (27:02:17) y Mohamed El Morabity (19:19:54) fueron los ganadores de este año.
  • Las inscripciones para la edición del 2024 comienzan el 31 de mayo. (I)


Los entrenamientos de triatlón, en el que se practican tres deportes, son más largos que los de trail. Paola es mamá y las horas que le dedica al trail le permiten tener más tiempo en familia.

(D)