A diferencia de lo que ocurre en España, en Latinoamérica la mayoría de las grandes compañías son familiares. En Ecuador, nueve de cada diez, según un estudio de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES). ¿Cuáles son las claves de su éxito? El libro “La esencia de la empresa familiar”, de Nuria Vilanova, fundadora de la consultora de comunicación Atrevia, busca dar respuesta a esta pregunta gracias al testimonio de los líderes de las mayores compañías de Iberoamérica. La obra, que la próxima semana se presenta en Quito y Guayaquil, analiza tres aspectos: el sueño del fundador, los valores y la comunicación.

De Ecuador destaca la labor de Isabel Noboa al frente del Consorcio Nobis; pero, también hay un repaso a la trayectoria de Carlos Slim (México), Alberto Vollmer (Venezuela), Andrónico Luksic (Chile) o Ignacio Osborne (España). Su papel resulta decisivo en el desarrollo económico. “Son los grandes dinamizadores y creadores de empleo”, señala la autora en entrevista con este Diario.

Vilanova destaca, también, la juventud de estas empresas: “son aún muy jóvenes, máximo de segunda generación”. Por eso, el reto apunta a “mantener a la familia unida e ilusionada por el proyecto empresarial en un entorno de transformación digital y globalización”. Hasta 1997, Isabel Noboa solo había liderado instituciones sin ánimo de lucro. A partir de ese año, se puso al frente de las compañías que recibió tras la distribución de la Corporación Noboa, legado de su padre, Luis Noboa Naranjo. Asumió las riendas de, entre otras empresas, la regional costa de Coca-Cola, Mall del Sol y la Azucarera Valdez. Fundó, entonces, el Consorcio Nobis, uno de los holdings más importantes del país que da trabajo a más de 6.000 personas en los sectores inmobiliario, industrial, comercio y turismo. “Decidí prepararme en administración de empresas con un programa en Harvard Business School”, cuenta la empresaria de la que se destaca su “profesionalismo, esfuerzo, gran vitalidad y enorme capacidad de trabajo”. Noboa recuerda en el libro los difíciles inicios de su padre: “se quedó huérfano a temprana edad, salió a trabajar desde los 8 años para apoyar a su madre, al tiempo que estudiaba en la escuela”.

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Históricamente, eran los hombres quienes dirigían las empresas familiares y las mujeres se dedicaban de las fundaciones. “Las cosas cambian con el ejemplo y qué mejor que el que da la valía de una empresaria como Isabel Noboa”, concluye Vilanova. (I)