Sopla un fuerte viento de verano en la capital ecuatoriana y entre el frío de la tarde los invitados empiezan a llegar a la hora convocada. Desde las 18:30 grandes grupos de personas ingresan a la oscuridad del Parque Bicentenario, al norte de Quito, pero en el interior intensas luces guían a los presentes.

Es el Circo del Sol que por segunda ocasión visita la ciudad, esta vez con su show ‘Amaluna’.

El pasado 5 de septiembre se realizó el ensayo general con público, un día antes de su Gran Premiere. A pesar de tratarse de un ensayo todo está en su punto. La Big Top azul y amarilla, icónica carpa de la compañía fue levantada el pasado 23 de agosto y tanto en su exterior como en su interior, todo está coreografiado como si fuera un número más del espectáculo.

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Estrictos controles se llevan a cabo alrededor de la carpa. Sin un ticket, lo más lejos que se llega es al parque.

Expectativa e impaciencia se respira fuera de la Big Top. Son casi las 19:00 y aún falta una hora para el espectáculo, hay familias, grupos de amigos y conocidos; algunos van juntos; otros, se reconocen al paso. “Qué chévere”, “Qué emoción”, son algunas de las frases que se escuchan.

Entre los beneficiados de esta función se encuentra un grupo de chicos de Olimpiadas Especiales Ecuador, un brillo inexplicable resalta en su mirada. De alguna forma saben que lo que presenciarán será único y no dudan en tomarse fotos. Fue Banco del Pacífico el que gestionó sus pases para el evento.

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Se podrá disfrutar del show hasta el 30 de septiembre en el Parque Bicentenario.

La hora se acerca y los ingresos a la carpa se abren, estos no llevan directamente al escenario sino a una especie de antesala, un mundo muy característico del ‘Cirque du Soleil’. Las dulcerías están a la orden, hay además una tienda especial del circo que ofrece recuerdos del espectáculo, varios artículos con la imagen de Amaluna.

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Faltan escasos minutos para las 20:00 y por un parlante se escucha el llamado para tomar asiento. Alrededor del escenario giratorio hay capacidad para 2.500 personas, sin embargo desde cualquier punto se lo aprecia bien.

Las luces bajan y se dibujan siluetas en la oscuridad. El preámbulo del espectáculo empezó pasadas las 20h00, un cómico personaje femenino interactúa con el público y se pasea por el lugar, ella será la encargada, junto a otro personaje varón, de intervenir en los entretelones del evento, como una especie de historia paralela. Ella busca a Miranda, la hija de la Reina Prospera, alrededor de quien gira una historia de amor y de acrobacia.

Amaluna, según la organización, es la combinación de mitos griegos y la obra de Shakespeare, “La Tempestad”; es el nombre de una isla de diosas, donde la figura de la feminidad está muy marcada con una especie de misticismo y mucha fuerza, como una forma de ‘resignificar’ el concepto de lo femenino.

Amaluna es la combinación de las palabras: Ama (que significa madre) y la palabra luna, el “astro” ante el cual gira este ecosistema de mujeres, ella, un personaje más de la historia, representa los lazos entre madre e hija. La trama parte de una ceremonia que celebra Prospera por el paso de su hija a la adultez; y provoca una tormenta, la cual arrastra sin querer a un grupo de hombres a la isla, entre ellos está Romeo, quien se enamora de Miranda solo con verla y el resto ya es parte del show.

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Deeda junto a Jeeves con su historia de amor hacen los entretelones.

La música, realizada solo por mujeres, aporta a crear este mágico ambiente. Su gran destreza haría pensar que se trata de un disco, pero no, todo es en vivo.

Habilidades nunca antes vistas que a la mayoría, por no decir todos, les robaron el aliento. Los artistas se desafían a sí mismos y la puesta en escena promete una experiencia emocionante con tensión y romance.

Además, vale mencionar, que en el contexto actual de un éxodo de migrantes, el Circo del Sol se lleva la bandera por acoger a decenas de nacionalidades y diversidad cultural, esto se siente en ese pequeño mundo creado por grandes artistas donde todos son iguales. (E)