Una de las mayores productoras de conciertos, Live Nation, anunció ayer sus primeros espectáculos para disfrutar desde el automóvil después de meses de eventos cancelados por la pandemia de coronavirus.

Los músicos country Brad Paisley y Darius Rucker estarán entre los artistas que encabezarán la serie de presentaciones junto con el rapero y cantante Nelly, que celebrará el vigésimo aniversario de su exitoso álbum Country Grammar.

Durante el fin de semana del 10, 11 y 12 de julio, "Live From The Drive-In" presentará nueve actuaciones en total en las ciudades de St. Louis, Nashville e Indianápolis o bien en sus cercanías.

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Live Nation dijo que a los asistentes se les permitiría llevar sus propias sillas, comida y bebidas para disfrutar en los estacionamientos ubicados frente a los escenarios.

Cada automóvil dispondrá de un espacio demarcado donde estacionarse para garantizar el distanciamiento social entre los asistentes al concierto, dijo la productora.

"En todo el mundo, estamos viendo un verdadero entusiasmo por parte de nuestros fanáticos y artistas para volver a la experiencia del concierto de manera segura", dijo Tom See, director de recintos y conciertos en Estados Unidos de Live Nation, en un comunicado.

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See describió la programación de julio como "una serie de conciertos al aire libre completamente única que permitirá a los fanáticos disfrutar de shows en vivo nuevamente, mientras están socialmente distanciados".

Cada entrada valdrá para un automóvil con un máximo de cuatro personas a bordo para controlar el aforo del evento. La capacidad será de entre 600 y 1.000 autos, dependiendo de la ciudad, dijo un representante de Live Nation.

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"¡Me he perdido de tocar música! Es hora de cambiar eso. Emocionado de subir al escenario", tuiteó Rucker, artista solista y también vocalista y guitarrista de la banda de rock de la década de 1990 Hootie & the Blowfish, quien tocará en el concierto en Nashville.

La pandemia de coronavirus obligó a la industria del entretenimiento a tratar de hallar formas diferentes de celebrar conciertos en vivo, ya que millones de personas en todo el mundo debieron quedarse en casa confinadas.

La mayoría de los eventos en vivo se pospusieron o descartaron al menos hasta mediados del verano, ya que los conciertos, incluido el gigantesco festival de Coachella, fueron cancelados para intentar detener la propagación de COVID-19.

Billboard estima que la industria podría llegar a perder entre 10.000 millones y 12.000 millones de dólares, mientras miles de empleados de los recintos de conciertos, trabajadores de la producción de los espectáculos y otros vinculados se encuentran desempleados. (E)

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