Es un hombre sin poses, directo, claro y profundamente guayaco. Desde el 2019, la palabra retornar es una constante en la vida de Andrés Crespo Arosemena: volvió a Guayaquil después de cinco años establecido en Quito, y hoy, a las 20:00, regresa al escenario con el monólogo Nunca fuimos felices, una producción coescrita y producida con Daniel Llanos, una propuesta que describe además como un ejercicio de sanación personal.