El cineasta chileno Pablo Larraín, nominado al Óscar por No (2013), parece fascinado por las mujeres cautivas de las jaulas sociales y cómo encuentran una ruta de escape. Recordemos a Natalie Portman llena de lágrimas y sangre como la primera dama en Jackie (2016). Luego, su drama sexualmente cargado Ema (2019) encontró a una bailarina callejera que rompía con las convenciones, la sociedad educada y su coreógrafo se volvió controlador. Esta vez trae Spencer, una ficción cargada de mucha emotividad y en la que da a conocer las demandas sofocantes a las que se someten a las mujeres famosas con ropa de diseñador y casas lujosas. Ante el mundo parecen tenerlo todo, pero la realidad es, a veces, mucho más triste: sus jaulas son doradas, pero siguen siendo una jaula.