“No estaban muertos, estaban preparando su regreso”, aseguran los actores Raymundo Zambrano y Lucho Mueckay que vuelven a los escenarios como Tuco y Manuco. El dúo de octogenarios, que reflexionan con mucho humor sobre diversas situaciones sociales y especialmente las diferencias generacionales, se tomaron la Plazoleta del Teatro Sánchez Aguilar todos los miércoles de septiembre. Desde ese espacio al aire libre, a partir de las 20:00, explotan la nostalgia y las risas.

Mueckay recuerda que la presentación mantiene la base de su primer show, Velorium vacilatus, que se estrenó en el 2003. Hace un poco más de 20 años.

Zambrano explica: “Hay muchos chistes que ya no decimos o que no se pueden decir. Esa vena política que le metíamos a todo nuestro trabajo, ahora lo consideramos casi inoficioso”. Además, similar a sus personajes, los actores se encuentran jubilados, destacan.

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“Es mejor reírnos, no de los viejos, sino de nosotros mismos. Antes hablábamos de los jubilados como que eran otros, ahora ya nosotros Lucho y yo somos realmente jubilados, ya hace algún tiempo”, recalca Zambrano.

En su más reciente puesta en escena no dejan de lado cómo observan los tiempos actuales, con su lenguaje inclusivo, el auge de plataformas como Tik Tok, incluso el boom de la inteligencia artificial, en sí, su gran enfrentamiento con la tecnología.

“No tratamos de ridiculizar a nadie, el humor va por otro lado, somos respetuosos. Nos reímos de nosotros mismos, creo que es un acto de reafirmar la dignidad que tienen los viejos”, agrega Mueckay.

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Este retorno a las tablas ha sido significativo. No solo porque reactivaron a los queridos personajes, sino por el reencuentro con el público que los vio en su primera presentación o con aquellos que no los ven desde hace 10 años, cuando fue su último show en vivo. Y, con ellos, llegaron frescos asistentes.

“Llevaron a unos jovencitos que nos decían ‘yo era niño cuando mi papá me hablaba de Tuco y Manuco. Tenía que verlo’. Pero hace 12 años que no actuábamos juntos. Ha sido un reencuentro muy lindo con el público de Guayaquil”, resalta Zambrano y hace hincapié que la velada tendrá momentos de interacción con la audiencia.

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Sí, mucho ha cambiado en la sociedad desde que pusieron en una sala de teatro por primera vez esta pieza de humor, pero la esencia sigue allí: de entender la vida a través de los ojos de dos octogenarios que pueden llegar a ser hasta tiernos, pero nunca solapados, aclara Mueckay.

“El hecho de hablar de ser viejos, yo creo que le devuelve la dignidad a la gente que se siente muy orgulloso de lo que sí funcionaba. Hay un montón de valores que nosotros queremos recuperar. Por ejemplo, la prisa de la vida no va con nosotros”, añade el artista.

(Tomado de agencia Andes). Lucho Mueckay en su interpretación teatral de Tuco, en Tuco y Manuco.

“Además, han vivido tanto tiempo y conocen muchas historias que sirven para conversarlas, para hablarlas... El hecho de estar más cerca de la muerte, o más bien de trascender como yo le digo, hace que tú necesites hablar de cosas que son muy importantes”, ilustra Mueckay. “No de angustiarse sobre que nos queda poco tiempo, vamos a hablar de lo más importante, de lo esencial, como la familia, la amistad. Y si nos queda poco tiempo, no hay que perderlo”. (E)