Luego de la comida, de visitar la cocina y su pequeño laboratorio, no solo que nos convencimos de que todo el staff cree en el cuento que cuentan, sino que han escrito un lindo guion para hacerlo, que habla de un buen trabajo, de experimentación, y de un gran resultado que logra realzar la gastronomía ecuatoriana a niveles que pocos restaurantes alcanzan en el país. Desde la entrada el comensal siente que no va a comer, sino a tener una experiencia.