Conversar con Carlos Villagrán es esperar una broma de por medio. Así se presentó el actor mexicano que interpretó por 50 años al inolvidable Kiko, de El chavo del ocho en la rueda de prensa para la nueva edición de la ComicCon Ecuador, la mañana de este jueves 1 de agosto. Villagrán acaba de aterrizar en Guayaquil donde será uno de los tres artistas invitados que se reunirán en meet and greets con sus fanáticos de todas las edades. Los otros son Frankie Muniz, recordado por la sitcom Malcolm in the middle, y Ron Pearlman, de las películas de Hellboy.

“Me siento muy feliz que me hayan llamado para compartir con todos los compañeros y con toda la gente que nos hace el favor de vernos a través de la televisión y del cine”, expresó el intérprete de 80 años en el encuentro con periodistas.

“La mayoría de mis compañeros ya murieron de la vecindad del Chavo, quedamos cuatro: la Chilindrina (María Antonieta de las Nieves), Kiko, Ñoño (Édgar Vivar) y Doña Florinda (F. Meza), pero Doña Florinda cada que se duerme, la velan”, soltó el artista para hacer reír a los presentes. “Pero estamos eternamente agradecidos, Guayaquil, los quiero mucho. Me toca decir que los amo, porque realmente nos amamos. Le agradezco a todos y cada uno de ustedes en el nombre de todos mis compañeros, que ya están allá (señala hacia arriba) y otros, abajo”.

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El actor Carlos Villagrán durante la rueda de prensa de la Comic Con Ecuador realizada ayer en el Centro de Convenciones de Guayaquil. Foto: Jorge Lozada S.

Un día antes de la inauguración de la esperada convención de cultura pop, que tendrá lugar desde este viernes 2 de agosto hasta el domingo 4, en el Centro de Convenciones, Villagrán conversó con este diario sobre las impresiones que aún le provoca su personaje.

¿Qué lo motiva regresar a Ecuador?

Tenía muchas ganas desde antes, hace 8 años vine la última vez acá. Cuando me dijeron que regresábamos me dio tremendo gusto. Aquí tengo un amigo doctor y nos hablábamos, me preguntaba ‘¿cuándo vienes a Guayaquil?’ Por fin se me hizo y estoy muy contento. Todo me gusta. Yo soy una persona que ni siquiera pregunta a dónde me llevan, porque todo me gusta, no tengo ningún problema. Eso sí, lo primero que me gusta hacer, entre otras cosas, es comer y dormir (risas).

Ha dicho anteriormente que ya se ha despedido de Kiko definitivamente. ¿Por qué?

Porque hay una diferencia abismal entre Kiko y yo. Él tiene 9 años.

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¿Cómo fue la creación de este personaje?

No nació en un programa de media hora, sino en un sketch de 10 minutos que no se veía en toda la República Mexicana, solo abarcaba el estado de México y la Ciudad de México. Entonces Roberto Gómez Bolaños me dice ‘vas a ser un niño’. Y yo voy corriendo hacia un departamento que alquilaban ropa dentro de Televisa, empecé a buscar y encontrar el traje marinerito, me puse la gorrita, me saqué pelo.

¿Cuál es el verdadero nombre de Kiko?

Carlos Villagrán (risas). Solo es Kiko, aunque su padre se llamaba “Carlos Federico, que descanse en Pez”.

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¿Si Kiko existiera en la actualidad, cómo sería él?

Sería igual como se ve en la televisión, siempre siendo presumido, chocante, gritón, como niño también quisiera jugar y tendría toda esa riqueza que tienen los niños.

¿Cuánto hay de Carlos Villagrán en Kiko?

Nada. Nos llevamos de la mano, pero somo totalmente diferentes, de voz, de actuación, de forma de caminar, de todo. Y Carlos tiene que cumplir las funciones de papá, de abuelo. No se parecen absolutamente en nada.

¿Si Kiko hubiera su hijo, cómo lo hubiera criado?

No lo sabría. Porque yo crie a mis hijos de una forma, pero acá en los personajes que hicimos es imposible saberlo, porque somos adultos caricaturizado a niños. Hay una magia detrás de eso.

¿Aún guarda contacto con los otros actores del Chavo del ocho?

Sí, con la Chilindrina y con el Sr. Barriga, con ellos me hablo, pero todo muy sutilmente. Y cuando coincidimos en el mismo país, como en Perú.

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¿Cómo recuerda su amistad con Rubén Aguirre y Ramón Valdés?

Tengo recuerdos muy bonitos con ellos, con sus hijos y sus familias. Hace dos días atrás me hicieron un homenaje en Sao Paulo y en ese homenaje me habló una señorita, la reconocí, era una de las hijas de Rubén, que a todas las conocí de chiquitas.

Si no hubiera sido actor, ¿a qué se hubiera dedicado?

Creo que futbolista profesional. Eran las dos cosas que a mí me gustaban: o ser actor o ser futbolista profesional. Pero el medio estaba muy cerrado, en ese núcleo no dejaban entrar, había mucha gente. Pero hubiera sido un buen futbolista. (E)