Su condición no define su esencia como persona, Daniela Álvarez lleva tres años afrontando la vida sin una extremidad, su pierna izquierda. Pero esto solo la ha vuelto más sedienta por convertirse en una imagen no solo de belleza, como muchos la catalogan por ser Miss Colombia 2011 sino también por ser figura de resilencia y perseverancia para aquellos atravesando su misma situación.

Antes recorría el mundo como reina de belleza, ahora lo recorre con un mensaje de inclusión y esperanza, ¿de qué forma ve la vida ahora?

Desde una manera muy diferente pero por supuesto nunca dejando atrás lo que ha sido la construcción de mi esencia que viene también desde que fui reina porque eso me dio muchas herramientas que utilizo hoy en día. Por ejemplo, con mi autoestima y siempre que tengo la oportunidad de contar mi testimonio recalco cómo haber sido Miss me ayudó a siempre reforzar mi lado positivo y creerme a mí misma que soy valiosa y diferente a las demás.

La manera de ver la vida entonces ha sido lo que he vivido en el pasado y lo que vivo hoy en día y la diferencia es que hoy vivo al máximo, me levanto cada día como si fuera el último. Soy más agradecida, valoro todo lo que me pasa y siempre lo transformo a que sea algo positivo porque la vida me ha enseñado que tiene sus momentos duros pero aún así es maravillosa. Entonces me ha ayudado a poner la cabeza endonde está lo bonito y lo positivo.

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Hoy entiendo mejor las cosas, siento que las capto con mayor madurez, viéndolo siempre desde el lado optimista.

¿Qué extraña de su época como reina de belleza, qué le enseñó y que aprendizaje de entonces sigue aplicando a su presente?

De la época de Miss, siento que la viví tanto que no la repetiría. La gente me sigue queriendo mucho, incluso siento que hoy en día me quieren mucho más porque conocieron algo diferente de mí que fue mi interior, mi esencia. Antes era aplaudida porque era linda, carismática, sonriente pero hoy en día la gente me siente como su familia y creo que valoro más la manera en la que la gente me aprecia hoy.

Siento que cuando fui Miss usé tantos tacones, me maquillé tanto que hoy quiero vivir desmaquillada sin hacerme tantas cosas en el pelo y de alguna manera, con mi nueva situación de discapacidad yo ni siquiera puedo usar tacones así que estoy feliz con estar siempre cómoda.

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Mi época de Miss siempre la recordaré con amor pero hoy vivo la vida que me toca, la vida que tengo y la vida que me ha dado tantas bendiciones con la nueva versión de mí misma.

¿Siempre estuvo en sus planes ser imagen de la belleza colombiana?

Cuando yo tenía 11 años, mi hermana tuvo la oportunidad de ser Miss Bolívar y fue al concurso nacional de belleza, y me acuerdo que yo como su hermanita menor la acompañé, la vi y me encantó. Entonces me proyecté y dije ‘algún día seré señorita Colombia’. Fui creciendo y fui modelo con grandes diseñadores de mi ciudad, hice desfiles, siempre cuidandome mucho, siguiendo los requisitos para ser reina.

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Estudié comunciación social porque era perfecto para luego ser presentadora de televisión que era mi sueño. Mi trampolín era ser Señorita Colombia para tocar las puertas de la televisión. Dios me dio la bendición y el regalo de cumplir cada uno de esos sueños.

Su vida ha cambiado totalmente en los últimos tres años, ¿cuál es el mayor reto que enfrenta actualmente?

Me encuentro con retos todos los días de mi vida porque haber tenido por 32 años piernas, cuando no tienes una y la otra te falla un poco es difícil caminar entonces mi reto es desde que yo me levanto y abro los ojos siempre entender mi nueva versión, mi capacidad, entender que ya no puedo correr, ya no puedo trotar, brincar o bailar como bailaba antes.

Siempre aparecen nuevos retos, hay retos sociales, profesionales y familiares. Todos los retos a mí me fascinan, las cosas fáciles no me gustan, todo lo difícil es lo que más me gusta. Soy luchadora y me refuerzo todos los días en que me gusta conquistar las cosas que me cuestan. Los retos para mí son una motivación y les saco siempre el mayor provecho sea cual sea.

A partir de su operación por isquemia abrió una fundación donde ayuda a otros a recuperar sus sueños, ¿en qué sitios desarrolla su labor? Hasta el momento a cuántas personas han logrado ayudar? ¿en qué la ayuda esta fundación a usted?

Inicialmente estamos haciéndolo en Colombia, tengo una alianza muy linda con Ottobock Andina, la marca número uno en el mundo de prótesis, y soy la embajadora además a nivel Latinoamérica para ellos. Estamos haciendo una labor muy importante en donde el proyecto es ayudar a una persona al mes. Ya hemos entregado cinco prótesis, ha sido muy lindo porque mi fundación tiene un propósito con el que me identifico, que es que las personas puedan volver a caminar y eso es lo que a mí me pasó.

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Vivo motivada por ayudar, tenemos 800 casos en espera y sigo trabajando mucho para tener más prótesis y poder ayudar a más personas. Servir al prójimo es algo que te ensancha el corazón y desde que fui Miss aprendí lo lindo que puede ser ayudar a otra persona, a hacer labor social. Cuando se acabó mi reinado dije ‘yo tengo que seguir con esto’ y así lo he hecho.

¿Perder una parte del cuerpo, qué desafíos le ha impuesto?

Cuando a ti te quitan una parte del cuerpo te toca el autoestima. Hay que hacer un duelo muy importante porque tú naciste con eso. Ya sea en mi caso, con una cirugía que se complicó hizo que perdiera mi pierna o una persona que tiene un accidente y le tienen que quitar la pierna, es adaptarse a un estilo de vida muy duro porque uno está acostumbrado y te afecta al autoestima que es muy importante para la salud mental.

Una de sus mayores preocupaciones después de la amputación era no poder realizar varias de las actividades que disfrutaba como bailar, nadar, ¿qué valor tienen ahora estas acciones ?

El valor más importante se lo doy al deporte porque fui tan deportista que tengo un gran manejo de mi cuerpo. La agilidad que tengo con encontrar mi equilibrio y de poder cargar una prótesis por cada paso que doy, que pesa seis kilos, es gracias al deporte. Entonces pienso que eso es a lo que más le atribuyo muchas cosas.

¿Cuándo no está trabajando en la fundación, a qué otras actividades se dedica?

Actualmente tengo mucho trabajo porque mi vida se divide en cuatro fases muy importantes. La primera, es que tengo que seguir en rehabilitación, también tengo que sacar tiempo de lunes a viernes para entrenar ya sea con fisioterapeutas o en el gimnasio con ejercicio. Segundo, tengo charlas a nivel Latinoamérica, viajo mucho contando mi testimonio de vida. Tercero, hago campañas en redes sociales con marcas con propósito entonces creo contenido de empoderamiento femenino. Cuarto, tengo mi fundación y mi vida personal entonces entre todas ellas me voy organizando para cumplirlas todas con el propósito de ser feliz.

Daniela es actualmente partícipe del programa Mujer es Poder que impulsa Yanbal y ayuda a mujeres a empoderarlas y mejorar su autoestima especialmente de aquellas que están en situaciones de vulnerabilidad.

¿Quiénes y qué ha sido fundamental en este proceso ?

Dios porque es el que me dio la segunda oportunidad para vivir, me da fortaleza, mi fuerza interior viene de mi fe y de estar cerquita de papá Dios. Mi familia, en ese momento de la amputación fue la que me sacó adelante, mi hermano Ricky tuvo el trabajo más duro en términos de la parte física porque es un gran deportista y sabía lo importante que tenía que ser el deporte y la rehabilitación. Al principio me cargaba y me mandaba a entrenar aunque yo no quería. Me ha ayudado a volver a patinar y andar en bicicleta con mi prótesis que tiene varios usos. Mi pareja también, el amor de la pareja siempre es importante para dar cariño, reconocerte... Mis amigos y todos quienes me apluaden siempre en las cosas que quiero hacer.

¿Enfrentó o enfrenta cohibición por su condición?

Siento que uno tiene que trabajarle tanto a la mente, porque es como un gimansio, tienes que entrenarla todos los días. No es fácil no tener una pierna, irte a la playa, quitarte tu prótesis, quedar expuesta a que la gente opine, te mire, te critique pero ahí está precisamente el trabajo de uno mismo de reforzarse en positivo. Tengo la opción de que me digan ‘qué verguenza’ o me siento espectacular, me la creo y digo ‘al que le parezca bien, bien y al que no, también’.

¿Cuál es su mensaje más poderoso que tiene para dar?

El milagro es la vida y hay que vivirla al máximo con gratitud, amor, pasión y esperanza.

El año anterior recorrió Ecuador, qué recuerda de nuestro país y que le gustó más?

Estuve en Manta y Quito dando mis charlas. Me encantó todo, especialmente el ambiente de Quito. Me pareció que es una ciudad muy enfocada en el deporte, con muchas canchas de fútbol, parques adaptados, gente que está siempre entrenando y me identifiqué mucho con eso.

¿Cómo se encuentra su relación con Daniel Arenas?

Siempre digo que Daniel es un hombre muy talentoso. Actualmente está estrenando una faceta como presentador y me siento muy orgullosa de lo que hace. Nosotros en nuestra vida tratamos de ser privados pero lo importante es que el corazón de cada uno esté bien y que estemos contentos.