“Ver a tu padre morir de esa forma no se lo deseo a nadie. Fue un boom, sentí como una explosión…. Mínimo, pensé, tiene que haber explosivos. Algo no se derrumba así tan rápido, si se derrumba comienza por un lado … pero fue todo.

Una viga venía hacia mí y mi esposo me hala. Esa viga pasa, otra le cae a mi esposo. Y viene una encima de mi papá. Cuando caigo al piso, veo una columna…y lo aplastó. Yo solo dije: ‘Papiiiii, papiiiii, mírame, papi”.

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La estremecedora narración es de Zulinka Pérez, hija y corista de Rubby Pérez, el famoso merenguero que murió de manera trágica, la madrugada del martes 8 de abril, cuando cantaba en la discoteca Jet Set de Santo Domingo, capital de República Dominicana.

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Pasadas las 12:40 de la madrugada del martes, Rubby cantaba el tema que a su hija más le gusta. “De color de rosa”. Todo el público le hacía voces también.

“Lo estábamos cantando cuando falleció”, lamenta Zulinka, su segunda hija y quien lo acompañó en la orquesta por más de 20 años.

“No me gustaba ir a la ‘Jet Set”

“Teníamos tres años que no íbamos al Jet Set por un tema de manejo con el dueño y el mánager de mi papá (…) a mí particularmente nunca me gustaba tocar en Jet Set, sentía mala vibra en la discoteca y cuando íbamos para allá yo decía: ‘Cónchale, para Jet Set’. Pero, el ambiente para la gente es muy bueno. Yo soy muy de vibras, de alma”, manifiesta en entrevista con el periodista venezolano Luis Olavarrieta.

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Zulinka dice que esa noche sonrió más que nunca en tarima.

Cuando papi se presentaba allí siempre fue reventao, full, full de gente. Esa discoteca, por lo general, te pone 2 o 3 artistas. Mi papá la llenaba solo”, resalta.

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Los recuerdos la sorprenden y dice: “Siempre le entregábamos todo a Dios, lo hacíamos en casa (…) orábamos. Le decíamos: ‘Señor, te entregamos este baile en tus manos, lleva tú todo, lleva el control".

“Y ahora yo pensando… justamente el lunes antes de subir en tarima, no oramos”.

Señala que la subida a tarima se dio rápido.

“Teníamos como una hora en tarima, subimos y cantamos 7-8 temas sin parar. Tomamos agua, aterrizamos un poquito la adrenalina.

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Luego mi esposo cantó, papi hizo otro tema y el tambororero le dijo: ‘Rubby, quieren escuchar ‘De color de rosa”.

Ese tema lo hace Zulinka pero por estar recién operada le comentó a su padre que no podía cantarlo sola. “En ese tema necesito mucho mi diafragma. Y propuse: ‘Vamos a hacer algo, yo canto una parte y tú otra.

Papi respondió: Perfecto.

Para cantar ese tema yo me pasaba a su micrófono porque me proyecta más la voz y me dijo ‘quédate en tu micrófono’.

Empecé a cantar y en un momento le dije a mi esposo y a papi que se echarán para atrás. “Creo que hay un problema”, les dije. “Yo veía a la gente echándose para un lado y no sabía qué era. Para mí era una discusión”.

Zulinka señala que su padre trató de mirar hacia el lado derecho de la tarima, pero la luz no dejaba mucho.

“Todo explotó”

“Cuando él entró a cantar: parece que todas las personas leyeran en mi piel, que estoy enamorado… ahí mismo explotó todo.

Fue una explosión. No fue que se cayó un poquito. Cuando quise levantar la cabeza tenía una viga cerca y mi esposo me haló. Cuando caigo al piso veo que una columna…lo aplastó (a su padre)”, dice con voz quebrada.

Yo dije: ‘Papiiiiii, papi, mírame’. Él ni siquiera me escuchó. Fue un sonido demasiado fuerte.

“Si yo hubiese estado en el micrófono de mi papá, yo no estaría aquí”: hija y corista de Rubby Pérez en shock al escuchar que el merenguero fue hallado muerto

A mi esposo le cayó una viga. Se fracturó un pie. Él me agarró, me puso debajo de él y como pudo me dijo: ‘Sal, vete rápido que esto se va a desplomar y no quiero que el niño se me que quede solo. Vete, que el don y no nos vamos a morir. Cuida al niño, te amo, ma’.

Zulinka, llora.

“No sé de dónde saqué fuerzas para salir, la puerta de emergencia estaba cerrada y los músicos dieron golpetazos, parece que alguien escuchó, le quitó el pestillo y abrió. Para salir lo hice tanteando, había muros (concreto), cables, disparos de electricidad. Yo decía: ‘Señor, protégeme’”, narró para Tony Dandrades, de Primer Impacto.

Asegura que desde que salió de la discoteca para gritar por ayuda ya sabía que su papá estaba muerto. “A quien le cae eso encima no es pa’ que esté vivo”.

Sin embargo, había como una esperanza… “Y si tú no viste bien, y si no fue una viga lo que le cayó y si él salió corrriendo”, se preguntaba en medio de la profunda angustia.

Prestó un celular, llamó a su tío ortopedista y cuando salió mi esposo lo envié a una clínica.

“Mi esposo me decía: ‘Mami, no pude hacer nada por el don. No lo pude salvar”.

Mi papá y mi esposo siempre me decían… si estamos en un lugar y pasa algo, vete. Sálvate tú.

Zulinka cree que los rescatistas la engañaron. “Me dijeron que lo encontraron, le pusieron un suero, que lo canalizaron (…)”.

-¿Piensas demandar?, le pregunta Tony Dandrades.

-Claro que sí. ¿Sabes por qué? Eso fue negligencia. Si es un accidente, no importa; pero eso fue negligencia.

No (voy a) demandar por dinero. Yo tengo fuerzas para trabajar. No necesito dinero de nadie, con eso no voy a revivir a mi papá, pero él tiene que ser responsable ante un pueblo, ante tantas vidas, ante tantos niños que se quedaron sin su papá y sin su mamá, ante tabtas madres que se quedaron sin sus hijos.

-Te refieres al dueño de la discoteca.

-Claro, a los dueños de la discoteca, Antonio Espaillat.

-¿Te ha llamado?

-No.“(…) Le tengo cariño a Antonio …esto no es algo personal. Es su compañía.

(…)

Zulinka Pérez afirma que ella era la confidente y hasta la nana de Rubby.

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“Papi amaba a todos sus hijos por igual, con la misma entrega (...)”, dice Zulinka. “Pero, entre nosotros había como una conexión especial, demasiado fuerte, nos entendíamos con la mirada”.

(E)

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