El gran duque Enrique de Luxemburgo sorprendió a sus súbditos y la monarquía europea la mañana de este domingo 23 de junio cuando anunció que se prepara para abdicar. El primer paso en ese proceso definitivo es que cederá sus poderes a su hijo, el príncipe Guillermo, en octubre de este año. El heredero será designado como lugarteniente-representante del país, un cargo que le habilitará para asumir una serie de funciones que por ahora solo desempeña el jefe del Estado.

“Con todo mi amor y toda mi confianza le deseo buena suerte de corazón a mi hijo. Debemos mirar al futuro con optimismo, sabiendo que juntos podemos lograr grandes cosas. ¡Viva Luxemburgo, viva Europa!”, declaró hoy el monarca de 69 años durante la ceremonia oficial para celebrar la fiesta nacional del país.

Tras pronunciar sus palabras, Enrique recibió una larga ovación por parte del público y de las autoridades que asistieron a la velada, realizada en la Filarmónica de Luxemburgo. A continuación retomó su asiento y abrazó a su hijo Guillermo, de 42 años.

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Aunque la Casa Real de Luxemburgo todavía no ha anunciado el día exacto de octubre en el que se oficiará la toma de posesión de Guillermo, el anuncio real ofrece al heredero un período para prepararse y ganar visibilidad antes de asumir con plenitud la jefatura del Estado. Para esto deberá antes jurar la Constitución del país en una ceremonia solemne ante el Parlamento.

Por qué el Duque Enrique de Luxemburgo abdica a su cargo

La abdicación de Enrique recuerda que su padre Juan de Luxemburgo también cedió su cargo, tras un poco más de 35 años en funciones. Enrique fue coronado como gran duque de Luxemburgo justamente un día de octubre, el 7 de octubre del 2000, después de más de dos años ostentando, también, el cargo de lugarteniente-representante del país, que asumió el 3 de marzo de 1998.

A pesar de que en ninguno de los dos casos se detallaron sus razones, aparentemente es ya casi una tradición asentada abdicar la corona en Luxemburgo, tal como lo demuestran sus predecesores más cercanos. La gran duquesa Carlota, abuela de Enrique y recordada por su resistencia al nazismo, abdicó en 1964 a favor de su hijo Juan. Ella también había ascendido al trono tras la renuncia de otro monarca, su hermana, la gran duquesa María Adelaida, la gran duquesa con más tiempo en el cargo (45 años).

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Lo único que diferencia a los miembros de esta dinastía es la cantidad de años que permanecen en el trono, pues en cada abdicación se refleja menor tiempo entre ellos. (I)