Cuando Henry Dueñas, el presentador del segmento “Ayúdame, Henry”, del noticiario Contacto al amanecer, llegó a Ecuavisa a sus 19 años, lo hizo como asistente de cámaras. Su madre, preocupada porque él trabajaba en el Mercado Sur de Guayaquil como vendedor y había empezado a tener problemas de alcoholismo, le suplicó que fuera al Canal del Cerro, donde había una oportunidad laboral que ella veía como una tabla de salvación.

Así empieza una carrera de 34 años. Hoy, Henry es uno de los periodistas de comunidad más reconocidos del Ecuador. Aunque está jubilado por el canal, cada mañana entra a las casas de sus televidentes, a quienes informa; a las autoridades les recrimina y exige atender las necesidades del sector que visita; y a todos saca una sonrisa con su tradicional abrazo de oso al terminar cada aparición.

Para Henry, el mejor abrazo de oso recibido es el de su madre. Sostiene que lee 20 libros al año, se distrae jugando con sus dos perros, haciendo gimnasia y sembrando en el campo al que prometió volver, lo que hoy está cumpliendo con un proyecto comunitario. ¿Qué es la comunidad para él? “Somos todos”, responde el popular comunicador, que esta semana contesta las 35 preguntas de EL UNIVERSO y se define como montuvio; por eso, la gorra que lo identifica en sus coberturas. Confiesa que tiene 50 sombreros regalados.

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1.- ¿Cuál es su nombre completo?

Henry Alfredo Dueñas Vélez.

2.- ¿Cómo se define?

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Leal.

3.- ¿De dónde viene?

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Manabí, Ecuador

4.- ¿Qué es para usted Pichincha (cantón donde creció)?

El aroma de mi gente.

5.- ¿A dónde va?

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Al aroma de mi gente.

6.- ¿Por qué se decidió por el periodismo?

Quería ser militar, quería ser cura. Mi madre se arrodilló: no quería que fuera comerciante en el Mercado Sur. Y era monaguillo con el padre Fernando Amores, que hacía el programa Mensaje, las misas dominicales en TC Televisión. Y un día sale la oportunidad de un trabajo en Ecuavisa, hace 34 años, el 10 de mayo de 1989.

7.- ¿Qué debía hacer en Ecuavisa?

Hacer lo que sea. Mi madre quería sacarme del Mercado Sur, que era un sitio violento, con pandillas, problemas fuertes. Yo ya andaba en el alcoholismo. Entonces, ella consideraba que tal vez cambiar de sitio me iba a dar una oportunidad diferente.

8.- ¿De qué trabajaba en el Mercado Sur?

Hacía de todo. Yo vendía gallinas, aves de todo tipo: patos, pavos, pájaros australianos, lo que llegara al mercado; verde...

9.- ¿Cuál fue su primer trabajo en Ecuavisa?

Asistente de cámara.

10.- ¿Cómo llega a la pantalla?

Demostré en Ecuavisa que tenía espíritu. Yo ya entonces escribía poemas; tengo cinco libros que no los quiero publicar; siempre los reviso y vuelvo a cambiar algo. Es como que me vuelvo muy estricto a pesar del tiempo. Entonces, ya escribía y me fui quedando ahí. Fernando Artieda se hizo buen amigo mío; Alberto Borges, también, por razones comerciales al comienzo, porque a Alberto le gustaban las armas antiguas y yo sabía dónde encontrar esas cosas en la Bahía. Entonces, ahí nos fuimos relacionando. Y a él un día le digo: “¿Usted cree que hay oportunidad aquí para más?”; y me responde: “Sí, tú tienes para mucho más; tú vas a llegar muy arriba”. Entonces le digo: “Voy a estudiar camarografía”; y él me contestó: “No, tienes que estudiar Periodismo. Anda ahorita, que te van a esperar en la Facso”. Y así fue.

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11.- ¿Y cuándo empieza a trabajar como periodista frente a la cámara?

Ah, bueno, de ahí sucede que comienzo a hacer cámaras; comencé a grabar los incendios en la noche; recibí varias notificaciones de aplausos por los trabajos realizados. De ahí, pues, comienzo a hacer un trabajo que en el país no lo hacía nadie: se llama videógrafo. Yo llevaba la cámara, ponía el trípode, hacía mi pantallazo, hacía todo; era un periodista total. Hice investigación con varios periodistas; algunos ya no están; la que se encuentra es María Cecilia Largacha, mujer que me enseñó muchísimo. Y en ese proceso hice las mejores investigaciones, creo: hicimos el caso Restrepo, los problemas del Registro Civil y algunas cosas más.

12.- ¿Hay alguien a quien pueda llamar su guía en este camino?

Hay tres. Carlos Armansa, maravilloso; él es el padre de muchos periodistas en el país. Fernando Artieda, el que me da este estilo y me dice que no lo cambie, que sea original. Y don Alberto Borges, quien me impulsa a no quedarme, a que se continúe luchando.

A pesar de que alguien algún día dijo en la empresa que yo no iba a ser ni camarógrafo, ya estoy aquí, pues, con un segmento que se llama “Ayúdame, Henry”.

Henry Dueñas tiene 34 años trabajando en Ecuador, donde empezó como asistente de cámaras cuando tenía 19 años. Foto: Carlos Barros/El Universo. Foto: El Universo

13.- ¿Está satisfecho con lo que ha hecho?

Con lo que Dios me ha dado, muchísimo. Mi trabajo ahora es servir.

14.- ¿Cuánto tiempo tiene madrugando?

Como 20 años.

15.- ¿A qué hora se despierta?

Cuatro de la mañana. Duermo entre cuatro y cinco horas.

16.- ¿Ha pensado en la jubilación?

Ya estoy jubilado por el canal.

17.- Pero sigue vinculado a Ecuavisa...

Sí.

18.- ¿Cómo nació “Ayúdame, Henry”?

El dueño de Ecuavisa en ese entonces quería a alguien que no tuviera como ese vínculo con los relacionistas públicos. Yo era investigador, había algunas cosas que estábamos haciendo, y él consideraba que necesitaba a alguien que se acercara a la comunidad, pero que se quedara en Ecuavisa, no que Ecuavisa lo catapultara para después decir: “Oye, de tal canal me llamaron y me están pagando más”. Yo le hice una propuesta, pero les digo que el segmento se tiene que llamar “Ayúdame, Henry”, y lo aceptan. Y ese compromiso con ellos y mi lealtad con ellos me lleva a quedarme en el canal hasta que yo quiera.

19.- ¿Qué le garantizaba a Ecuavisa que usted no se iría a la competencia o al sector público?

Soy un montuvio de palabra. En nuestra tierra dicen que la palabra de gallero es palabra, y yo tengo esa palabra. Si yo le digo que estoy con ellos, es porque estoy con ellos. No importa si en un canal me vayan a pagar un millón de dólares, no importa; como en política: me han ofrecido miles de dólares para ser político; no los voy a aceptar. Yo ya di mi palabra, y son mis directivos los que tienen la decisión de que me vaya o me quede.

20.- ¿”Ayúdame, Henry” tiene fecha de caducidad?

No sé; eso lo sabe Dios y lo saben los dueños del canal.

21.- ¿Cuál es su mejor experiencia?

Son muchas... Cuando usted ayuda a alguien que estaba por morir, a un niño que no lo atiende el sistema de salud... Para mí hasta que solucionen un problema de alcantarilla me llena de felicidad.

22.- ¿Y la peor experiencia?

¡Aaah! Fui secuestrado en Esmeraldas, golpeado. Y, por primera vez, hoy también fui golpeado (choque con un policía mientras estaba en una transmisión en vivo el 1 de febrero de 2023, día de esta entrevista). El primer roce que tengo a los 34 años de carrera. Nunca había tenido un problema de esa naturaleza. Hay un roce con una persona, golpes y, bueno, eso.

Guayaquil, febrero 1 de 2023. Henry Dueñas, de Ecuavisa. Foto Carlos Barros/El Universo. Foto: El Universo

23.- ¿Le ha dejado amigos el periodismo?

Yo tengo amigos por todos lados, por todo el país. Yo tengo gente que me quiere mucho, pero los más importantes son mi familia.

24.- ¿Y enemigos?

No sé cuántos, pero Dios es fuerte, es mi guardaespaldas.

25.- ¿Cómo se ve dentro de diez años?

Sin pelo (ríe).

26.- ¿Qué lo seduce?

¡Ayyy! Mi madre, mi esposa, mis hijos.

27.- ¿Su mayor ambición?

¡Aaah! Mi campo, en lo que estoy ahora.

28.- ¿Qué le pide a Dios no perder?

Mire, si Dios, como en este momento, está a punto de llevarse a mi madre, está bien. Pero si alguien los ataca, se van a meter con un demonio.

29.- ¿Qué consejo de su madre se clavó en su corazón?

Yo creo que ella es parte de que yo me haya quedado en Ecuavisa, porque se me arrodilló y me dijo: “Tienes que ir”. Porque el sueldo era muy pequeño frente a lo que yo ganaba en las calles: era de 30.000 sucres, para los 200.000 sucres que me ganaba en las calles. Cuando vi ese cheque, no sabía qué hacer. Pero después me encontré en Ecuavisa otro negocio; entonces les vendía ropa y ya solucioné el problema (ríe).

30.- ¿Qué lo inspira?

Los ojos de mi esposa. Me inspiran los atardeceres, los abrazos de mis hijos.

31.- ¿Qué lo decepciona?

La corrupción y los políticos que están actualmente de candidatos y que han generado corrupción.

32.- Cuando está a solas, ¿qué recuerdos lo invaden?

La lluvia. Cuando era niño, en mi pueblo, me mojaba. Parecía uno de esos puercos de esos chanchitos revolcándome en el lodo, y ahora que está lloviendo en Casa Vieja (su finca) lo vuelvo a hacer.

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33.- ¿Disfruta de la naturaleza?

Creo que el ser humano se está olvidando de lo que le da vida, y eso es conectarse con Dios. Dios te dio esta casa; la tienes que barrer, limpiar y cuidar; si no lo haces, entonces no estás con Dios. Aunque no soy el único que está aportando con esta semilla, somos muchos, creo que necesitamos muchos más que estén conscientes. Desgraciadamente, en América Latina y parte de Europa hay una tendencia brutal, nefasta, de seguir bombardeando lo que nos da la vida.

34.- ¿Qué es lo que está haciendo ahora para aportar a la vida?

Cultivando. Estoy direccionando un proyecto de enseñanza para campesinos que son muy pobres y que andan pidiéndoles a los Gobiernos, cuando se pueden hacer las cosas de la nada. Y podemos volver al campo, decirles a los jóvenes que un periodista, un arquitecto, cualquier persona puede regresar a sembrar la tierra.

35.- Usted se define como montuvio. Generalmente, en los campos de Ecuador se ponen apodos: ¿usted tiene uno?

¡Ah! Me pusieron algunos. Se va a reír: cuando llegué aquí me dijeron Pollo Bobo; después me apodaron el Loco Henry; y en mi familia me llaman Niño Henry.

¿Cómo fue el secuestro que Henry Dueñas menciona como la peor experiencia de su vida? ¿Cómo logró escapar de sus captores. Nuestros suscriptores pueden leerlo haciendo clic aquí.