La escritora y periodista Natalia García Freire dice que hay una potencia nueva al leer a mujeres, una potencia que reconoce ha estado guardada, escondida, y que explota, exponiendo emociones como el miedo, lo íntimo, lo ‘pesadillesco’, el pudor. “Hay muchas pulsiones, emociones y mucha cercanía con el lenguaje que ha estado guardada por mucho tiempo. El hecho que no se haya podido escribir como una quisiera, dedicarse a la escritura como una quisiera durante tantas décadas, ha hecho también que la relación de muchas mujeres y de mucha gente que ha estado en el margen con la escritura sea distinta”, expresa.

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Recomienda leer a autoras de las que se habla poco, como a Natasha Salguero por su libro Azulinaciones. “Es un libro muy brillante, muy moderno, a pesar de que fue escrito por el 89. Es una apuesta super arriesgada este libro. Creo que también es una de esas autoras de las que no se habla demasiado y se debería hablar más”, dice.

Además, cita a Tatiana de la Tierra con su libro Redonda y radical, ya que lo considera como un texto que reivindica el cuerpo femenino con el deseo femenino. “Reinvindica todo aquello que ha estado excluido, no solo la mujer, sino que la mujer lesbiana, la mujer negra, la mujer indígena”, explica.

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'Azulinaciones', de Natasha Salguero.

Como una de las narradoras más lúcidas ahora mismo de Ecuador menciona a Daniela Alcívar Bellolio. “Es como una narrativa muy distinta, porque tiene este duelo ensayístico y tiene una lucidez que yo creo que no es tan usual. Tiene un pulso narrativo, pero también un tema que va más hacia el pensamiento. Es una sorpresa entrar en sus libros”, describe.

Agrega a su lista a Yuliana Ortiz y a Fiebre de carnaval, que describe como “un novelón y libro bailable”. “Me parece impresionante lo que hace, además es una gran lectora y muy formada. Es alguien que creo que tiene un futuro muy brillante en las letras”.

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La poeta que dice romperle el corazón y encantarle es María Auxiliadora Balladares. A su lista suma a Giovanna Rivera por su libro Tierra fresca de su tumba en el que hace una mirada sobre lo animal, el paisaje y las cosas de manera distinta. “Giovanna tiene una mirada que se aleja mucho de la antropocéntrico... es una mirada que pone a todo lo animal y a la naturaleza actuar en sus cuentos (...) cuando dejamos de ver al hombre como centro de todo, empezamos a considerar aquello que está afuera como un sujeto y eso también nos construye de formas mejores, sobretodo en esta época que creo que el paisaje, la naturaleza, lo animal, está amenazado”, detalla.

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‘Tierra fresca de su tumba’, Giovanna Rivero

Su lista termina con Marina Benjamín por su libro Insomnio, ya que considera que “une varias historias con datos históricos con su vivencia personal del insomnio, que ella le llama la dimensión terciopelo de mi vida”.

Tamara Mejía, poeta y crítica de arte, considera que el “futuro es femenino” gracias a la lucha incesante y sacrificada que ha logrado que se abran espacios “en donde el hermetismo masculino vedó el paso”.

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“Es innegable que hay un boom femenino en la literatura latinoamericana, lo vemos en la proyección mediática y las nuevas apuestas de las editoriales europeas, así como en la presencia en ferias internacionales donde cada vez hay más visibilidad de autoras latinoamericanas”, menciona.

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“Me parece importante reflexionar cómo se ha dado este proceso. La mujer en la literatura, así como en otros lenguajes artísticos, siempre ha estado presente, lo distinto y el génesis de este nuevo boom es que nos están poniendo la mirada a nosotras, pero desde nuestro género y desde nuestro lugar de latinoamericanas y eso responde a intereses”, cuestiona.

Mejía recomienda a dos autoras argentinas que dice han captado su interés tanto en lo literario como en su activismo social. Estas son Agustina Bazterrica y Luciana Perker. “Desde enfoques distintos luchan activamente en contra de lo devastador que es nuestra realidad, por supuesto desde su quehacer literario y cada una desde el género en que escriben, Bazterrica desde la distopía (distopia que a veces se difumina) y Perker desde el ensayo feminista”, describe.

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En el género de la poesía cita a las autoras Sonia Manzano, Siomara España, Mónica Ojeda, Cristina Peri-Rossi, Andrea Rojas, y Natalia García Freire. “En poesía siempre busco autoras diversas que me entreguen versos que a veces sean bálsamo y aliento y otras veces la punta de una daga, porque a veces la literatura debe conflictuarnos y dolernos; creo que la belleza debe sentirse como un salto al vacío”.

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'Cuerpo presente', de Siomara España.

La escritora y catedrática María Auxiliadora Balladares, quien afirma que la escritura de mujeres hoy es importante en muchos sentidos y en términos regionales, ya que están siendo publicadas por editoriales de Ecuador, España y otros países latinoamericanos. “Asimismo están siendo traducidas a otros idiomas y eso ha significado una especie de ola expansiva de la influencia de estas escritoras”, apunta.

Balladares recomienda a cinco escritoras a quienes define como voces poderosas en varios ámbitos. “Sin duda queda afuera de estas recomendaciones muchísimas que son muy importantes, que también para mí son escritoras fundamentales de cabecera”, aclara.

Arranca su lista con Gabriela Ponce, de quien identifica una escritura más espontánea, honesta y transparente, con temas íntimos abordados en repetidas ocasiones de maneras diferentes. “Tanto en su escritura narrativa como en su dramaturgia, Gabriela es una escritora que lleva al extremo el trabajo con lo que podremos llamar una escritura del cuerpo, es una escritura que está enfocada en la corporalidad, pero que también utiliza la potencia del cuerpo como móvil escriturario. Se trata de una escritura que se opone a las lógicas canónicas…”, opina.

Portada de libro Sanguínea, editada por Candaya. Gabriela Ponce.

Como segunda autora menciona a Daniela Alcívar Bellolio, a quien considera una de las críticas literarias y de cine más importante del país, convirtiendo su escritura -afirma- en una escritura de ideas. “Desde mi perspectiva es una escritura más atravesada de una veta melancólica. Sin embargo, también es profundamente vital al mismo tiempo, es como esa melancolía productiva, o que es necesaria para producir escritura”, acota.

También recomienda a Alicia Ortega Caicedo, a quien considera la crítica literaria más importante del Ecuador, hoy. Para ella es una autora de cita obligada para estudiantes y profesores de literatura. De esta autora refiere su último libro Estancias, al que describe como una suerte de novela andrógina, que como en el resto de sus obras deja reflejada “su propia alma sensible”.

“Es un tipo de novela que tampoco se amolda, que echa mano de diferentes registros discursivos, de diferentes registros genéricos, para conformar una especie de montaje muy particular. Es un libro que es novela, pero que también es cuento, pero que también es crónica. pero que también es ensayo. Esa hibridez es rica y novedosa en el ámbito de la literatura ecuatoriana contemporánea”, detalla.

Estancias, de Alicia Ortega.

A su lista también incluye a Yuliana Ortiz Ruano, de quien destaca su voz poética pero también su primera novela Fiebre Carnaval, a la que le da el crédito de una de las novelas más interesantes que ha leído. “Hay un trabajo como muy cuidado respecto de cómo trenzar la relación entre el registro narrativo y el registro musical. Yuliana alcanza a generar una novela que es bastante performática en ese sentido (...) hay un trabajo con la palabra que es radical muy en el sentido de arenas, que es como que se hunde en el archivo lingüístico popular”, dice.

Termina con Gabriela Vargas Aguirre y de ella cita La ruta de la ceniza y Lugares que no existen en las guías turísticas. “En ambos hay una apuesta por una versificación larga, por una imaginería compleja. Esas dos características podrían hacernos pensar que la poesía de Gabriela se instala en el barroco, o en el neobarroco, pero me parece que hay cierto trabajo minimalista en algún sentido que hace que su inmersión en el barroco no sea absoluta, no sea total (…) La obra poética de Gabriela también revela las preocupaciones del lugar que ocupa la mujer en la sociedad ecuatoriana hoy...”

'Fiebre de Carnaval', de Yuliana Ortiz.

En tanto, la poeta y novelista Yuliana Ortiz integra a su lista a autoras de varios rincones de Latinoamérica. En la nómina internacional cita a Yolanda Arroyo Pizarro, Rita Indiana, Legna Rodríguez, Carolina María de Jesús, Helena Silvestre, Marosa di Giorgio, Armonía Somers. De Ecuador menciona a Daniela Alcívar Bellolio, Mónica Ojeda, Argentina Chiriboga, Gabriela Ponce, y Maritza Cino.

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“Las recomiendo porque creo que son voces interesantes, importantes, que tienen unas estéticas que nos llevan al límite, pero que hay cosas que nos hacen pensar otros espacios, otros bordes. Son estéticas que no se quedan en una sola clase social o en una determinada problemática, sino que trabajan otras cosas, también trabajan mucho con el lenguaje, piensan el lenguaje como una herramienta, como algo que se puede jugar, algo material con el que se puede extender esas posibilidades de lenguaje”, detalla Ortiz.

Hace una pausa con la escritora Gloria Jean Watkins, conocida como Bell Hooks, de quien destaca su manera de exponer el amor. “Nos enseña mucho a amar de una forma un poco más sana y a mirar también de frente todos estos privilegios que podemos tener como mujer, que pareciera que no, y a renunciar a ellos para poder amar de manera real. Como aprender a ser sinceras, a no hacer pactos de silencio y de mentiras”.

'Respondona', de Bell Hooks.

Finalmente, la autora Mariasol Pons sugiere leer a cuatro escritoras. Una de ella es Isabel Allende con su libro De amor y de sombra. “Este libro hay que leerlo para prender la chispa del corazón y la linterna de los principios”, dice.

También menciona a Alicia Yánez Cossío con su libro Bruna Soroche y los tíos. “Este es clave, tiene un fondo espectacular acerca de la falta de identidad propia”. Y a Laura Restrepo, con su obra Delirio. “Una novela que reflexiona sobre la vida violenta del narcotráfico en Colombia”.

Añade a Elisabeth Kübler Ross por su obra La rueda de la vida, “una lectura de corazón generoso y luz en la oscuridad que abarca la vida y la muerte”. Recomienda leer a Ayn Rand y su novela El manantial. (I)

'Bruna Soroche y los tíos', de Alicia Yánez Cossío.