Peso Pluma agradó, arrancó gritos, aplausos, hizo corear sus canciones y lanzó pantallas en Quito

El frío de las noches de mediados de diciembre de la capital no alcanzó el interior del escenario. Ahí la euforia de Peso Pluma rápidamente contagió a sus fanes y muchos se despojaron de sus abrigos.

Peso Pluma —cuyo verdadero nombre es Hassan Emilio Kabande Laija— pisó el escenario montado en el coliseo General Rumiñahui, de la ciudad de Quito, pasadas las 21:00, y el público explotó cuando sonó Rubicón. Gritos y aplausos invadieron el sitio que, por estar construido bajo el nivel de la superficie, tiene la apariencia de una olla gigantesca.

El coliseo General Rumiñahui fue inaugurado el 9 de julio de 1992; su capacidad es de 15.000 personas. Es el escenario deportivo cerrado con mayor capacidad en Quito y se utiliza también para espectáculos artísticos, como este concierto.

—Con las chompas abiertas —decía una mujer policía, señalando con su brazo extendido, en el ingreso al coliseo, en el segundo punto de un operativo montado por la Policía Nacional para revisar que los asistentes al concierto no ingresaran bebidas alcohólicas. El público colaboró y el proceso no tuvo contratiempos.

Cuando sonó la segunda canción, Zapata, el artista de corridos y tumbados en medio de la euforia —sin soltar su micrófono adornado con corazones y signos de dólar— agarró una pantalla y la lanzó hacia el espacio comprendido entre la tarima y el público. Cayó a escasos centímetros de Salomé, una fanática. Algunos pedazos llegaron a su humanidad, pero sin consecuencias.

—En verdad, a mí me gustó mucho, realmente me hizo vibrar de emoción, me contagié de la alegría y de los sonidos de todos los instrumentos. Es un género nuevo para mí, porque tengo 33 años y con este concierto me dio ganas de seguir escuchando al artista. Me quedé muy contenta también de ver la alegría de tantos jóvenes y de mi hija adolescente de 16 años —nos dijo Salomé González—. Sin embargo, lo único que no me gustó fue que el televisor lanzado por el artista topó mi pie y recibí lo que saltó del aparato —concluyó.

—Para mí, es una experiencia superimportante, ya que el género urbano y juvenil de Peso Pluma es bastante representativo a nivel internacional. Es un concierto superameno, superalegre, y me parece genial que no hayan dejado entrar bebidas alcohólicas ni nada para poder disfrutar bien del concierto —opinó Gabriel Surea, de 26 años, que llegó desde Cayambe.

—Está genial, súper, porque no había venido y, la verdad, ya lo esperábamos —nos compartió Karla Gálvez, de 21 años.

El público, mayoritariamente joven, sabía y coreaba todas las canciones, aplaudía contento. Cerca del final del concierto, el artista mexicano volvió a levantar la pantalla que fue reemplazada y la lanzó al piso.

Peso Pluma llegó a Quito cumpliendo el itinerario del Tour Latinoamérica Doble P 2023, que empezó en la ciudad de Guadalajara (México) y no termina en Quito, sino que tiene previsto llegar con su recital a Asunción (Paraguay), el 15 de diciembre, y el 17 se presentará en Bogotá (Colombia).

Peso Pluma tiene 23 años y ha logrado que escuchen 40 millones de veces sus canciones en la plataforma Spotify, convirtiéndolo en el artista más escuchado, este año, en México.

Cuando cantó Lady Gaga, el público cantó a todo pulmón, el artista se despidió, el público pedía otra. El reloj marcaba las 22:36 y el concierto terminaba. (E)