Se abre el telón y Víctor Hidalgo sale con su traje morado, que tiene figuras de colores; lo complementa un sombrero de copa del mismo tono. En una mano lleva una pequeña mesa plegable, y en la otra, una caja con los objetos que usará en los 45 minutos de show. Su oficio: mago.

El público está a punto de presenciar trucos que ha mejorado a lo largo de siete años. Saca un libro en blanco y negro y, al soplarlo, pasa a ser de color. Este acto lo suele incluir en las presentaciones, que no distinguen edades y en las que se gana el asombro y los aplausos.

Asimismo, el de desaparecer pelotitas rojas y sacarlas de su boca o el de un libro en llamas.

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Aunque parecería que este oficio se ha dejado a un lado en la modernidad, el asombro aún se mantiene en aquellos que creen en la magia. Esto ha motivado que el mago VJ, como se promociona a través de redes sociales, tenga aceptación no solo en el público infantil, sino también en el adulto.

Su relación con el ilusionismo se remonta a su niñez, cuando en la comodidad de su casa disfrutaba del show televisivo del Mago Enmascarado.

La destreza de aparecer y desaparecer cosas y los trucos revelados por el protagonista del programa lo atraparon al punto de sumergirse en ese mundo años después.

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A Víctor le llamaba la atención la facilidad con la que se podían hacer trucos con pocas herramientas.

Este sería el primer acercamiento que tuvo con este mundo, ya que el acceso a la magia entre sus 12 y 24 años fue limitado. En Guayaquil, en las fiestas a las que asistía, no se hacía este tipo de presentaciones, por lo que no tuvo ese primer enganche con magos de la ciudad.

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Los pocos trucos que sabía y que había aprendido en libros e internet los empezó a realizar en actividades que hacía en hospitales, junto con amigos, para niños con cáncer y operados de labio leporino que estaban internados. Con su grupo, además de los trucos, cantaba y contaba cuentos. En ese espacio también adquirió la destreza de dirigirse a un público.

Durante estas actividades, que le dieron sus primeros espectadores, amigos comenzaron a contratarlo para presentaciones pequeñas en fiestas de hijos y sobrinos.

Guayaquil, 31 de agosto del 2023. Entrevista al mago VJ. Foto : Francisco Verni Foto: El Universo

A los 25 años decidió tomar cursos por internet para formarse como mago; siguió las capacitaciones de profesores españoles y de diferentes partes del mundo en el Instituto de Magia. El ilusionista Borja Montón es uno de los profesionales de la magia que más admira.

En ese camino también buscó su identidad; no quería encasillarse en la imagen del típico mago vestido de negro y blanco y con una varita. Por eso, optó por el color y los sombreros de copa con color. Los trajes los consigue en internet, asimismo los sombreros, que forman parte de la decoración de su domicilio en el sur de Guayaquil.

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Uno de los tantos retos que tiene como mago es incluir el humor. Se ha inclinado por ser expresivo, mover mucho las manos y hacer gestos cuando se finaliza un truco. Esto le ha permitido que los espectadores repliquen sus gestos de asombro y al final lancen una carcajada y un aplauso.

Para el mago VJ es vital lograr la atención de su público. Por esta razón, evalúa cada espacio al que acude y disfruta del trabajo cerca del público, la magia del mano a mano cuando trabaja con monedas y barajas. Sus rutinas, de hecho, incluyen elementos básicos, como lápices de colores, globos, libros e incluso fuego.

Víctor lamenta que ciertos espectadores dediquen más esfuerzos a descubrir la clave del número que a disfrutar. Eso lo palpa en los comentarios de sus redes sociales. Sin embargo, esto no lo desmotiva.

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Muchos niños y adultos le suelen decir que ya saben lo que hay detrás y destruyen parte de ese ambiente que se genera en cada presentación.

“El internet ahora está revelando ciertos trucos; está más abierto y todos pueden acceder. Pero nada quita el ambiente que se crea en cada show, la atención y el entusiasmo para que surja el efecto mágico”, afirma.

La cultura de la magia en Guayaquil, que estuvo en el olvido, está resurgiendo, y colegas están renovando sus shows e incluyendo trucos más elaborados para que el oficio se mantenga. Para Víctor, mientras la emoción y la ilusión siga, la magia continuará vigente. (I)