Evitar la resequedad en la piel no es algo fácil por la cantidad de factores a nuestro alrededor que pueden afectarla. La contaminación, permanecer en sitios muy fríos, no hidratarse correctamente y otras circunstancias pueden profundizar este problema.

Descamación, grietas, picazón e incluso el envejecimiento temprano están en la lista de los inconvenientes en los que puede derivar un inadecuado cuidado del órgano más extenso de nuestro cuerpo.

En el mercado se encuentra un sinnúmero de productos para evitar la resequedad, pero también en la naturaleza podemos encontrar opciones para lograr una piel hidratada.

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Hay que recordar que aunque sean tratamientos naturales, estos también pueden causar reacciones alérgicas ante las que hay que estar atentos.

Recetas caseras para hidratar la piel

  •  Aceite de ricino

Este elemento se consigue fácilmente en centros naturistas. Posee una doble ventaja ya que no solo hidrata la piel, sino que también ayuda a retirar las impurezas. Según una investigación realizada en el 2016, el aceite de ricino puede ser considerado un astringente natural.

Se utiliza realizando un masaje en las zonas donde hay resequedad y se retira con agua tibia.

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  • Aceite de coco

Este es otro aceite con bondades que mejoran la piel y ayuda en casos donde incluso hay descamación. Este problema suele presentarse por ejemplo en codos y rodillas, partes que olvidamos que necesitan hidratación continua.

Se puede aplicar en las noches y quitarlo por las mañanas con agua tibia. Su efectividad dependerá de la constancia con la que se lo utilice.

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  • Aceite de almendras

Si se busca un aceite cargado en vitamina E, esta es una alternativa ideal. Lo mejor de este emoliente es que la piel lo arbsobe fácilmente y no deja una sensación grasosa. 

Para aprovecharlo, se coloca el aceite sobre la zona que queremos nutrir, masajeamos por 10 minutos, dejamos actuar por un tiempo más y limpiamos con agua.

  • Aceite de oliva y huevo 

Con estos dos elementos se puede elaborar una receta fácil y muy beneficiosa. Se combinan 2 cucharadas de aceite de oliva con dos yemas de huevo y a esto se le agrega  media cucharada de jugo de limón o agua de rosas. Se aplica por 20 minutos y se limpia la zona con agua.

Esta receta es una gran forma de aprovechar las vitaminas E y K que posee el aceite de oliva, así como la vitamina A presente en la yema de huevo. 

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Estas alternativas pueden ser muy útiles cuando se trata de un problema dermatológico leve, netamente de piel reseca. Hay que tomar en cuenta que existen casos en los que esta problemática es el reflejo de otras enfermedades que requieren atención médica. (I)