“Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: ‘Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias’. Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer”. Así comienza Albert Camus El extranjero, la primera novela que leí de él, en un colegio religioso donde nuestra formación existencial era regida por la fe y los mandamientos.