Yela Loffredo Rodríguez de Klein, fallecida el pasado sábado 16 de mayo, vivió una vida sin temor al tiempo. Con sus más allegados bromeaba sobre su verdadera edad, que estuvo próxima a los 100 años. Este momento de crisis nos impide despedirla con la celebración de vida que se merece, pero su legado para Guayaquil es sin duda reconocido por sus familiares, amigos, y diversas personas, instituciones y asociaciones con las que logró colaborar.

En una ocasión, hace un par de años, pude sentir entre las manos una de sus esculturas en bronce; paseé las yemas de los dedos por las suaves curvas de uno de sus eternos homenajes a la figura arqueológica Venus de Valdivia. Su diálogo con la figura milenaria puedo haberse originado por la afición de la artista hacia la arqueología, profesión en la que incursionó a finales de la década de 1950".

A inicios de la década de 1960, Yela ingresó a la Escuela Municipal de Bellas Artes de Guayaquil. De la mano de Alfredo Palacio Moreno aprendió a dominar los diversos métodos y materiales escultóricos, mientras que de Theo Constante aprendió el arte de la pintura. Inició su carrera profesional trabajando la escultura en marmolina, bronce, aluminio, resina y cobre. Su escultura figurativa se enfocaba principalmente en el cuerpo femenino. En una ocasión, hace un par de años, pude sentir entre las manos una de sus esculturas en bronce; paseé las yemas de los dedos por las suaves curvas de uno de sus eternos homenajes a la figura arqueológica Venus de Valdivia. Su diálogo con la figura milenaria puedo haberse originado por la afición de la artista hacia la arqueología, profesión en la que incursionó a finales de la década de 1950.

Así fue como en 1966 fundó la Asociación Cultural Las Peñas, ubicada en el barrio homónimo, lugar histórico de pensadores y creativos, del cual fue moradora. La Asociación surgió de un compromiso altruista con el desarrollo cultural, por lo tanto, considero que es su mayor aporte a la sociedad guayaquileña".

Yela fue una mujer que abrazó la libertad alcanzada por medio de la expresión artística y quiso compartir esa libertad con una agrupación de artistas plásticos amigos y vecinos. Así fue como en 1966 fundó la Asociación Cultural Las Peñas, ubicada en el barrio homónimo, lugar histórico de pensadores y creativos, del cual fue moradora. La Asociación surgió de un compromiso altruista con el desarrollo cultural, por lo tanto, considero que es su mayor aporte a la sociedad guayaquileña. Liderada por Yela, la Asociación fundó la Casa del Artista Plástico, en la calle Numa Pompilio Llona del barrio Las Peñas, donde cada año se realiza una exhibición pictórica. Enfrentando la monumental pérdida, continúa la labor de Víctor Hugo Peña de dirigir la Asociación; él tiene en su poder convertir el legado en un importante invernadero cultural, gracias a su privilegiada ubicación y su amplia red de difusión.

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Por más de tres décadas Yela fue directora del Departamento Cultural de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, campus Las Peñas. Entre 1972 y 1976 fue directora del Museo Municipal de Guayaquil. La artista tuvo la dicha de ser reconocida en vida. A lo largo de su carrera recibió la Condecoración de la Orden Nacional al Mérito, en el Grado de Comendador, en 1975; el premio Luz de América, en Miami, en 1992; la Medalla Estrella de Guayaquil y el Diploma del Círculo de Periodistas Guayaquil, en 1998; el Diploma de la Fuerza Terrestre y de la División del Ejército Libertad, y el Premio Nacional Eugenio Espejo a las Artes Plásticas, en 1999.

Expuso su producción escultórica en Ecuador, México, Estados Unidos, Cuba y Francia. Entre ellas destaco: Ternura, en 1971; Sinfonía de las formas, en 1984; y Vida y paz, en 2014. De esta última, Yela comentó para un medio local: “La muerte es vida, el ser humano con la muerte se renueva y cambia, nos convertimos en ángeles”. La esencia de su amor por el arte será eterna. (O)

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