Una inmensa caja de juguetes para cualquier adulto podría considerarse como algo que se pueda desechar. Pero para un niño, aquella caja podría ser una guarida, un moderno transporte, un cuartel secreto, un portal multidimensional, o el cohete espacial en el que podría conquistar otros mundos. Sí, la caja seguirá siendo una caja, pero la mirada de los niños nos podría enseñar que existen muchas formas de asumir la realidad, dependiendo de la perspectiva con que la tomemos. Una de estas realidades que necesita ser enriquecida por esta visión es la de los desacuerdos.

Hoy nos encontramos con serias dificultades para que las personas lleguemos a acuerdos y la causa más común es la polarización. Me refiero como polarización a la posición, casi absoluta, en la que nos colocamos para tratar de defender una preferencia, un pensamiento, o incluso una ideología.

La polarización no permite ver alternativas, sino que usa el conflicto para determinar cuál es la posición más fuerte que termine anulando a la contraria. Y así el conflicto se podría volver interminable, promoviendo el distanciamiento y la exacerbación de emociones negativas entre las partes confrontadas. ¿El resultado? Una sociedad dolorosamente dividida.

Pero los desacuerdos no necesariamente implican separación y conflicto. Así como una caja será lo que el niño quiera que sea, un desacuerdo puede ser una brillante oportunidad para quien sepa aprovecharla. Si escuchamos al que piensa diferente y descubrimos sus dudas, inquietudes o temores, obtendremos otros puntos de vista que enriquecen nuestra visión. Es como si dos personas miraran un cubo desde diferentes ángulos: sus descripciones son distintas, pero verdaderamente son complementarias. Y, armonizando los distintos puntos de vista, es posible la construcción de acuerdos.

Por otro lado, es necesario despojarnos de los conflictos y buscar la paz. El papa Juan Pablo II mencionaba dos claves para edificar la paz: la solidaridad, que construye lazos entre las personas, y el desarrollo, que busca el bien para todos. Estas claves garantizarían poder aprovechar la diversidad y complementariedad de ideas dentro de una sociedad “perfectamente humana”.

Ahora que el país está reactivándose, es fundamental promover el diálogo y apartarnos de conflictos que nos llevan a caminos sin salida. Las oportunidades están esperando, dependerá de nosotros buscar los acuerdos que nos permitan crecer como personas, empresas y sociedad. (O)