En el ecosistema urbano de Guayaquil (zonas verdes y arbolado viario) existen 67.505 árboles, 31.608 palmeras y 2.785 tocones y marras. La especie más abundante de árbol es Mangifera indica (mango) con 6.468 ejemplares. En tanto que la más abundante de palmeras es la Areca catechu (que es ornamental). Este censo, que no incluye espacios naturales de la ciudad o áreas verdes manejadas por el Gobierno central, se detalla en el Plan de gestión de espacios verdes de uso público y arbolado urbano de la ciudad de Guayaquil.

Este estudio, desarrollado por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), afirma que los espacios verdes de Guayaquil cuentan con una escasa superficie permeable. Es decir, tienen pavimentos, adoquines o ladrillos que no permiten que el agua se filtre al suelo, lo que ahonda el riesgo de inundación de la ciudad.

Además, si bien destaca la elevada biodiversidad principalmente en especies arbóreas, recomienda disminuir la presencia de Areca catechu (es la más abundante con 13.300 ejemplares), pues debido a su elevada presencia cualquier afección específica podría dañar casi la mitad de las palmeras de la ciudad. Se pide impulsar la siembra de árboles nativos y dejar que desarrollen copas abundantes.

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La siembra de palmeras fue cuestionada en la administración municipal de Jaime Nebot. Se criticó el poco aporte para generar sombra y la absorción de CO2. Actualmente la alcaldesa Cynthia Viteri ha impulsado la siembra de árboles nativos y esto se reconoce en el plan. Aunque se afirma que se debe priorizar la cobertura arbolada al número de árboles como estrategia municipal.

Según el estudio, si solo se toman en cuenta zonas verdes municipales y arbolado viario, el índice de superficie verde por habitante de Guayaquil es de 3,03 metros cuadrados. Además, solo habría algo más de tres árboles por cada 100 habitantes. Cifras lejanas a los parámetros internacionales.

Más allá de buscar reverdecer la ciudad también buscamos con el plan aumentar la resiliencia de la ciudad a las oleadas de calor que ya se están viviendo y regular los impactos del cambio climático. Hicimos un inventario y con base en eso se trabajó en una propuesta de gestión de espacios verdes en la ciudad. El plan busca potenciar el capital natural importante que tiene Guayaquil para poder prestar mejores servicios ecosistémicos que en el desarrollo de las ciudades se han venido disminuyendo”, dice Martha Castillo, ejecutiva principal de cambio climático en la CAF.

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El plan de la CAF también sugiere el cuidado de los árboles patrimoniales. Foto: Archivo

El índice de cobertura arbolada en la ciudad es del 22 % y la superficie actual para arbolar es del 19 %. En tanto, hay el 70 % de superficie permeable en áreas verdes, por lo que el estudio sugiere cambiar los pavimentos en estas zonas para que se permita la filtración de agua y así disminuir el riesgo de inundaciones. Además, se establece como prioridad el cuidado de ecosistemas como el manglar y que se construyan veredas con espacio más amplio para árboles y peatones.

“El plan busca cuidar lo que hay y proponer una mejora tanto en zonas verdes como de árboles. Esto nos ayuda a regular el nivel del agua cuando hay temporada de lluvias, son reguladores de temperaturas, ayudan a disminuir por particulados y limpian el aire”, afirma Castillo.

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El plan también deja clara la necesidad de implementar un mecanismo que integre y conecte los espacios naturales protegidos y las áreas verdes del cantón, ya que actualmente están fragmentados. El cabildo guayaquileño ha presentado la iniciativa ‘malla verde’ para lograr este objetivo. Esta iniciativa se fundamenta en la interconexión continua de los núcleos y nodos existentes, pero al no encontrarse de forma homogénea por toda la ciudad la CAF propone la creación de nuevos corredores que permitan minimizar la fragmentación existente.

Los árboles de mango son los más abundantes en Guayaquil. Foto: Ramon Zambrano

En el plan, la CAF también detalla siete retos de la gestión de espacios verdes que tiene el Municipio de Guayaquil: hacer la ciudad resiliente frente al cambio climático; unir en el entorno urbano los ecosistemas del cantón; integrar el concepto de infraestructura verde a nivel municipal; determinar estándares de gestión sostenible; adecuar la comunicación, educación y participación de la sociedad; normalizar los principales aspectos del plan de gestión; y establecer procesos de control, seguimiento y valoración del plan.

Castillo indica que el plan está a disposición del cabildo y que la CAF puede ayudar en su implementación. (I)