La resuspensión de sedimentos del fondo marino, provocada por la pesca de arrastre de fondo o por tormentas y mareas, puede aumentar significativamente la liberación de CO2 a la atmósfera.
Cuando estos sedimentos se exponen a agua de mar rica en oxígeno, se produce una oxidación a gran escala de la pirita. Esta reacción desempeña un papel mucho mayor en las emisiones de CO2 de lo que se creía anteriormente, superando la contribución de la oxidación del carbono orgánico.
Publicidad
Un nuevo estudio, publicado en Communications Earth & Environment, proporciona la primera evidencia cuantitativa de este efecto en el Mar Báltico occidental, detalla Europa Press.
Publicidad
“Los sedimentos fangosos de grano fino son importantes reservorios de carbono orgánico y pirita”, afirma en un comunicado el autor principal, Habeeb Thanveer Kalapurakkal, estudiante de doctorado del grupo de trabajo de Biogeoquímica Bentónica de GEOMAR.
“Ya sabíamos que la resuspensión de sedimentos puede liberar cantidades significativas de CO2 a la columna de agua. Sin embargo, hasta ahora, se creía que esto se debía principalmente a la oxidación del carbono orgánico”. El nuevo estudio muestra que la mayor parte de la liberación de CO2 se debe a la oxidación de la pirita.
El estudio se centró en Kiel Bight, una región costera del mar Báltico occidental, situada entre la isla alemana de Fehmarn y las islas danesas. Esta zona presenta diversos tipos de sedimentos: sedimentos arenosos gruesos en aguas someras y lodo fino en las regiones más profundas. Estos sedimentos fangosos son ricos en materia orgánica y desempeñan un papel fundamental en el ciclo del carbono del mar Báltico. Se ven afectados tanto por fuerzas naturales como tormentas como por impactos antropogénicos como la pesca de arrastre de fondo.
Publicidad
Para estudiar los efectos de la resuspensión de sedimentos, los investigadores realizaron incubaciones de sedimentos en suspensión. Recolectaron muestras de sedimentos de diferentes sitios de Kiel Bight -desde sedimentos arenosos gruesos hasta sedimentos fangosos de grano fino- y las removieron en recipientes de laboratorio llenos de agua de mar. Los experimentos simularon condiciones tanto ricas como pobres en oxígeno.
Durante el período de incubación, el equipo monitoreó los cambios en parámetros químicos clave, como las concentraciones de CO2, el pH, el sulfato, los nutrientes y las concentraciones de isótopos. Estas mediciones les permitieron identificar los procesos subyacentes y evaluar su impacto en el ciclo del carbono local. Los datos de laboratorio se integraron posteriormente en un modelo biogeoquímico para comprender mejor los efectos de la resuspensión de sedimentos y la disponibilidad de oxígeno.
Publicidad
Los resultados muestran que la resuspensión de sedimentos genera emisiones de CO2 sustancialmente mayores de lo que se creía, principalmente debido a la oxidación de la pirita. Cuando este mineral con hierro, que suele encontrarse en sedimentos fangosos y pobres en oxígeno del fondo marino, se altera, reacciona con el oxígeno del agua. Esta reacción genera ácido que convierte el bicarbonato, neutro para el clima, en CO2, un gas de efecto invernadero.
Una gran fracción del CO2 generado por la oxidación de la pirita se libera posteriormente a la atmósfera. Los resultados del modelo sugieren que estos procesos podrían reducir significativamente la capacidad de absorción de CO2 de la región. En otras palabras, la resuspensión puede convertir temporalmente el fondo marino de un sumidero de carbono a una fuente de carbono.
“La bahía de Kiel, al igual que otras partes del mar Báltico, actúa como un importante sumidero de CO2 atmosférico”, afirma Kalapurakkal. “Nuestros experimentos y simulaciones de modelos muestran que actividades como la pesca de arrastre de fondo reducen significativamente esta capacidad al promover la oxidación y la acidificación de la pirita”.
Los hallazgos subrayan la necesidad de proteger las zonas del fondo marino con sedimentos fangosos de grano fino, regiones típicamente ricas en pirita. Kalapurakkal afirma: “Estas áreas deben protegerse para mantener la capacidad de absorción de CO2 del mar Báltico”. (I)
Publicidad