El policloruro de vinilo, más conocido como el PVC, es uno de los componentes de un montón de materiales formados con plástico: tuberías, pavimentos, ventanas, piezas de vehículos, muebles, fundas, entre otros.

Por décadas este elemento ha sido usado en la industria de manufactura debido a su calidad y larga duración. El PVC es versátil, flexible, duradero y resistente al fuego, y actualmente es uno de los cinco principales materiales de uso general, con una producción estimada de 50 millones de toneladas anuales.

Sin embargo, se ha evidenciado que el plástico demora más de un siglo en descomponerse, y cuando lo hace, se rompe en pequeñas partículas que acaban en los océanos, en los parques, en los animales y en la comida que ingerimos.

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Los microplásticos se generan de plásticos de uso común: envases, fundas, tuberías espumafón, tejidos de nailon. Foto: Shutterstock

El PVC también emite sustancias nocivas a base de cloro a la atmósfera y es una fuente importante de dioxinas a nivel mundial, por lo que se ha demostrado que es una sustancia negativa para el medioambiente y la salud humana.

Así es como nace la necesidad de tomar una ruta más ecológica y buscar alternativas al PVC.

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Bioplásticos, una alternativa sostenible

Manufacturar los materiales con bioplásticos, como ya lo está haciendo una empresa en Corea del Sur, podría ser el siguiente gran paso en reducir el uso de PVC.

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Hanwha, la multinacional surcoreana, explica que cada vez más industrias están utilizando bioplásticos para sustituir a los plásticos convencionales, en un intento de reducir sus huellas de carbono. De hecho, se prevé que la producción de este componente ecológico alcance 7,4 millones de toneladas en el 2028, en comparación con los 2,2 millones producidos en el 2023.

En esta empresa ya se están desarrollando componentes de PVC de origen biológico, a partir de biomateriales como maíz, aceite de cocina usado y madera. Y se descubrió que un producto elaborado con bioplásticos emite hasta 58 % menos de dióxido de carbono (CO2) que los plásticos comunes.

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Botella de plástico. Foto: Internet

Según un comunicado de Hanwha, el PVC de origen biológico “conserva las mismas propiedades físicas y métodos de procesamiento que el PVC convencional, lo que garantiza la calidad y la eficiencia de la producción sin necesidad de realizar cambios significativos en la infraestructura existente”.

European Bioplastics considera que esta nueva industria de fabricación de bioplásticos “tiene el potencial de disociar el crecimiento económico del agotamiento de los recursos y el impacto ambiental”.

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Hay tres tipos de bioplásticos:

  • Plásticos no biodegradables de origen biológico o parcialmente de origen biológico, como PE, PP o PET de origen biológico (los denominados drop-ins) y polímeros técnicos de rendimiento de origen biológico, como PTT o TPC-ET.
  • Plásticos de origen biológico y biodegradables, como PLA, PHA o PBS.
  • Plásticos que se basan en recursos fósiles y son biodegradables, como el PBAT.

Pero la solución no es tan simple como dejar de fabricar PVC. Según la ingeniera medioambiental y exploradora de National Geographic Jenna Jambeck, de la Universidad de Georgia, los bioplásticos tienen ventajas, pero se deben considerar varios factores.

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Se teme que su fabricación pueda quitarle terreno a la producción de alimentos, o que se usen fertilizantes contaminantes para apurar el crecimiento de estos biomateriales, lo cual podría perpetuar la escasez alimentaria. Además, está el factor de la gran cantidad de agua que se necesitará para cultivar.

Por el momento, los científicos siguen analizando los beneficios y riesgos que representa usar el PVC convencional y el PVC de origen biológico, con el objetivo de encaminar al mundo a las soluciones más ecológicas y saludables. (I)