Estoy casado con una maravillosa mujer, pero últimamente anda con bastantes manías, las cuales ya me tienen colmada la paciencia: se pasa comiendo las uñas, hasta las postizas; se agarra el cabello y vive jugando con él hasta arrancárselo uno a uno y chuparlo; se ha vuelto demasiado nerviosa cuando vamos en el auto, a tal punto de agarrarse y casi levantarse del asiento cuando me detengo en el semáforo. Dice que no se puede controlar.