Antes de crear su primera colección, la venezolana Amanda Dudamel miró hacia adentro, hacia sus raíces. Fue en la riqueza estética y simbólica de la cultura Wayuu, compartida entre Venezuela y Colombia, donde encontró el punto de partida para su visión creativa: una moda que honra, representa y evoluciona la identidad latinoamericana, sin despojarla de su esencia. Hoy, su firma homónina, Dudamel, propone una línea ready-to-wear para hombres y mujeres que fusiona lo artesanal con lo urbano, lo atemporal con lo contemporáneo.

Desde tejidos nobles hasta cortes precisos, la marca es un puente entre el legado cultural y la elegancia funcional del presente. La también empresaria no es solo una diseñadora formada en Roma y especializada en sostenibilidad en Londres; es también una voz que emergió desde la visibilidad que le dio haber sido Miss Venezuela 2021 y finalista del Miss Universo 2022.

Lejos del brillo superficial, su plataforma se ha convertido en un espacio para hablar de diseño con intención, herencia con estilo y moda con ética.

Publicidad

¿Qué te empujó a seguir construyendo tu camino después de la corona?

Lo que me ha permitido construir un camino en esta etapa post certamen fue tener muy claro desde el inicio, cuál era el propósito con mi participación, porque todos los proyecto que hoy estoy ya ejecutando y materializando, venían desde antes del certamen. Hoy estoy lanzando mi marca Dudamel, que resalta la cultura latinoamericana y que nace desde mi tesis de grado. Toda esa sensibilidad, hacia el tema artesanal y folclórico de la cultura y que hoy se hace realidad después de dos años y fue un sueño que empezó cuando tenía 15 años, entonces ahí es cuando siempre digo que la plataforma del certamen se tiene que aprovechar para unificarlo con tu propósito como mujer. No tienen que ser dos cosas separadas, tienen que ir de la mano, trabajándose en paralelo.

¿Qué diferente es diseñar una colección a una nueva versión de ti misma?

El mayor reto es diseñar una nueva versión de uno mismo, y no porque tengamos que diseñarlo desde cero, porque nuestra esencia debe siempre permanecer. Diseñar una colección se piensa con un concepto, con una idea que quieres concretar y materializar en una pieza para vestir mientras que una nueva versión de ti, nace del interior. Por supuesto que se pueden unir, y puedes mezclar tu esencia, quien tú eres como persona y tu inspiración de diseñador y eso es parte de mi camino como profesional.

¿Qué pieza de ropa cuenta mejor quién eres hoy? ¿Una de tus creaciones o una que llevas con historia?

Yo te diría que una pieza que cuenta historias, sin duda alguna. Han sido varias las que me han acompañado durante este camino, sobre todo en la colección de tesis que presenté antes de irme al Miss Universo, hablaba de la cultura Wayuu y fueron piezas que me llevé a mi participación como representante de mi país y mi cultura.

Publicidad

¿Cuándo te diste cuenta que la moda no solo viste cuerpos sino que transforma realidades?

Cuando estaba estudiando empecé a entender que había mucho más que piezas para ponerse y usar en el día a día. Realmente cuando logras comunicar, a través de lo que creas y haces que la gente se sienta cómoda usando las piezas que diseñas, allí es donde está el sentido completo de la industria. Al final todos tenemos que usar ropa, es como un lenguaje silencioso, cuando le damos intención, le damos un propósito también. Ahí transformas realidades.

¿Qué aprendiste con la exposición pública sobre la belleza?

Me ha enseñado que los comentarios a los que nos enfrentamos en las redes no nos definen y mucho menos en términos de belleza. Creo que he recibido muy bonitos comentarios y también negativos y hoy soy consciente que no me definen, sino lo que soy yo en la intimidad y con mi entorno.

Publicidad

Si tu estilo tuviera una voz, ¿Qué diría una pasarela silenciosa?

Esa pasarela más que palabras tendría muchas sensaciones, texturas y creo que se sentiría muy cruda porque me gusta siempre volver al origen de las cosas y ahí siento que parte la historia de la vida, de la sociedad y de cada uno de nosotros, incluso con identidad cultural ya marcada. (E)