Un huracán complicó la llegada del diseñador Juan Pablo Socarrás en una de sus primeras visitas a San Antonino Castillo Velazco en Oaxaca, México, donde lo esperaba Martha, maestra artesana de la comunidad de bordadoras Aguja de Plata.

Yo le pedí a Dios que si usted es un buen hombre, que llegará. Pero si usted fuese un mal hombre, que se lo llevara al huracán”, le confesaría después la mujer celosa de sus tradiciones y cultura, pero quien ahora las comparte con mucha generosidad con el creador colombiano, quien abrió la noche del 25 de julio, las pasarelas de Colombiamoda, en Medellín.

Ganarse la confianza de las comunidades —como hizo con la maestra Martha, quien hasta le leyó la energía y Socarrás pasó la prueba final cuando el cuarzo pasó de rosado a blanco— que le permitan insertarse y aprender de su trabajo para luego visibilizarlo y contarlo a través de sus colecciones, es la única forma que él conoce de trabajar, afirmó vía Zoom para La Revista.

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Así, desfiles como el de esta semana son el resultado tangible del trabajo y de la inmersión cultural que ha realizado el diseñador ya por 16 años con diversas comunidades colombianas, bajo el proyecto Socarrás: historias hechas a mano, y cuya dinámica de trabajo se extiende ahora a México y Guatemala.

El medio de la moda, sin duda alguna, es la voz más importante y nuestra manera de llegar a más público. La forma en que nos volvemos una caja de resonancia de este proyecto y de sus historias es al llevarlo a una pasarela”, aseguró.

La colección, para hombre y mujer, presentada por Socarrás la noche del lunes se denominó A-Mar e incluyó bléiseres en tonos rojizo atardecer y arena, bermudas, pantalones capri y palazzo combinados con crop tops y corsés que brillaron en tonos corales y vestidos inspirados en el deslumbrante amanecer. El azul marino y el negro encontraron su lugar en la propuesta y también sus hipnotizantes y únicos hoodies.

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A-Mar cuenta con una narrativa conectada por el impacto cultural de la hidrografía en diferentes regiones de Latinoamérica. El diseñador ha trabajado en un concepto inspirado en el relato de una mujer que nace en montañas, un personaje que viaja a través de ríos y océanos, y que al encontrar el amor de un hombre maya descubren el agua como elemento común, un elemento que nos recuerda que estamos hechos de lo mismo.

La propuesta hace uso de fibras naturales, PET reciclado, hilos naturales y en PET, anillos de lata de Coca-Cola, botellas de color verde y oscuras, filamentos de tapabocas, botellas, latas y plástico. Elementos que son complementados con cuero reciclado, algodón orgánico, lona, lana, chiffon de seda, paño y shantu de seda. Todos intervenidos con técnicas y oficios característicos de cada región entre los que se encuentran el bordado, crochet, dos agujas, telar, telar de cintura, impresión 3D, marroquinería, sastrería, joyería y la transformación de residuos.

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“De verdad yo no sé hacer nada más. Cuando la gente me pregunta si hago esto porque está en tendencia, yo les digo que esta es la única forma en que sé trabajar, con las poblaciones en Colombia en contextos difíciles, artesanos, víctimas, desplazados, indígenas. Yo no sé si sea buen o mal diseñador, pero yo sí tengo claro mi propósito”.

Socarrás repite esta labor hoy también en Guatemala, país al que define como el secreto mejor guardado de Centroamérica. “Tengo la oportunidad de trabajar allá junto a Violeta Gutiérrez, la directora del Museo Ixchel del Traje Indígena y ella es la mujer que más sabe de textiles mayas en el mundo”, celebra.

Sus diseños —y él mismo — encuentran su inspiración en esas historias en las que se sumerge día a día. “Para seguir luchando y para tener las ganas de levantarme todos los días porque esto no es un mundo fácil y es un mundo donde me dijeron muchos ‘no’, pero convertí esos ‘no’ en oportunidades para seguir haciendo diseño con propósito”.

¿Qué haría falta para que Ecuador, su país vecino siga este camino? “Yo les diría que cuando uno piensa en local se vuelve global”, subrayó. “Cuando uno tiene la capacidad de sentirse orgulloso del lugar donde nacieron sus tejidos, de sus comunidades, eso los va a convertir en globales. El mundo está lleno de formas, de telas, pero nuestras historias y nuestros tejidos son la única forma de diferenciarnos y de contar esas historias invaluables, es la mejor forma de hacer la diferencia”.

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El evento que se extiende hasta el jueves 28 de julio continúa esta noche con una de las pasarelas más esperadas: la colección Maluma x Gef, cuyas ganancias irán a beneficio de la Fundación El Arte de los Sueños.