De acuerdo al calendario anual de feriados cívicos a nivel nacional, desde este sábado 10 hasta el martes 13 de febrero será carnaval en nuestro país. Estos días libres representan un momento de diversión y gozo para muchos, pero también significan una fecha en la que otros buscan relajarse y disfrutar de un tiempo de descanso frente a la ajetreada rutina del día a día.

Sabiendo que el carnaval es una celebración pública que nos involucra a todos, debemos procurar tener una convivencia para no perjudicar a otros ni a nosotros mismos. Pero, ¿cómo podemos lograr esto sin dejar a un lado lo divertido y entretenido de la ocasión?

Existen diferentes maneras de vivir el carnaval, no es necesario el descontrol ni desorden para pasarla bien. Los excesos y el caos solo se convertirán en un obstáculo para disfrutar, pues sin las debidas precauciones podemos llegar a causar o ser víctimas de accidentes o situaciones no deseadas.

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En un país que se encuentra atravesando por tiempos de violencia al salir de casa, cuidar la vida es esencial.

Un ambiente respetuoso en carnaval

Según la psicóloga y terapeuta familiar Toyi Espín de Jácome, el carnaval es un buen pretexto para fomentar un diálogo abierto entre todos los miembros de la familia. De esta forma se puede lograr reflexionar acerca de los cambios que se deben realizar en función de este feriado y celebración del mismo.

Modificar las formas agresivas y salvajes que usualmente se utilizan (tirar espuma, talco, huevos, anilina de colores, y harina al momento de jugar), ayudará a que usted y su familia pueda disfrutar de manera más asertiva, sin necesidad de recurrir a un trato agresivo e impulsivo.

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Trabajar en fortalecer una cultura de paz, toma tiempo, pero debemos empezar y ser constantes hasta adquirir por completo estos nuevos hábitos. Establecer reglas en la familia con las que se van a manejar en este nuevo carnaval, es una buena opción. Ser constantes y pacientes son elementos claves dentro del cambio.

Fijar ciertos límites

Intentar liberarnos de la violencia que se vive a día, es posible si practicamos un carnaval hacia adentro, esto no quiere decir necesariamente que no debemos salir del hogar y pasar encerrados. Una de las virtudes del carnaval es compartir con amigos, vecinos, y demás conocidos. Esto será una experiencia amena siempre y cuando se establezcan ciertos límites que mejoren y faciliten la convivencia.

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“Después de vivir experiencias de violencia que azotan a nuestra nación, podemos aprovechar este tiempo para replantear objetivos nuevos y festejar de una manera más saludable”, declara Espín.

Ella agrega que una de estas es respetando las diferencias individuales y aprendiendo a conocer que dentro de los que forman parte del núcleo familiar, existirán quienes no querrán participar de esta práctica. Es por esto que es importante no forzar u obligar a nadie para que consuma o participe en algo que no quiere hacer.

Carnaval es una festividad de masas, lo que significa que el ego y el individualismo quedan de lado para que surja un ánimo y felicidad colectiva, entonces, mientras existan límites y normas generales, no habrá mayor problema. Recuerde no hacerle a otro, algo que no le gustaría que le hagan.

Lanzar globos hacia cualquier parte del cuerpo, echar espuma provocando afecciones a los ojos, o tirar objetos hasta provocar accidentes son “costumbres” que debemos dejar atrás. Espín lamenta que en nuestra cultura el carnaval sea mayoritariamente visto y practicado de esas maneras.

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“Para algunos quizás parecerá aburrido, pero es porque no estamos acostumbrados a realizar cambios que ayuden a la familia no solo a mejorar la tradición que tenemos en nuestro país acerca del carnaval y lo que implica esto, agudizando la agresividad y la violencia de la cual necesitamos liberarnos, sino que también ayuda a involucrarnos como padres en la tarea de educación con amor y por amor”, acota.

Se debe encaminar a que los niños y jóvenes adolescentes, se manejen dentro de los límites que como padres y autoridad en el hogar, van a marcar y delimitar.

Siguiendo el ejemplo

Los padres debemos recordar que somos el modelo a seguir. Esas son las palabras de la orientadora y psicóloga clínica, Cecilia Chávez Bowen, quien expresa que mostrar a los niños cómo ser respetuosos con los demás, es lo principal.

Como padres, evitar el uso del alcohol y demás sustancias en extremos y sin regulación debe ser mandatorio. Así, se convierten en ejemplos con acciones y no solo con palabras, ya que las conductas de sus hijos son un reflejo de usted.

Hablemos de seguridad

Uno de los aspectos más importantes para Chávez, es procurar la seguridad en todo momento. “Supervise los juegos. Nunca deje a los niños cerca del agua sin un adulto que pueda socorrerlos si hubiera un accidente”.

Cuando el juego en carnaval se torna demasiado físico, los menores pueden terminar golpeados. Usted puede conversar con sus hijos de situaciones como esta y asegurarles de que si se sienten incómodos, deben parar de jugar.

Chávez pone opciones como cambiar las pistolas de agua por la piscina o chorros. “Enseñe a los niños dónde pueden y dónde no pueden jugar. Por ejemplo, hágale saber que está bien jugar en el patio, pero no en la sala de la casa”.

Ella menciona además que hay que explicar los riesgos y peligros que existen como resbalones y caídas. “La seguridad ante todo. Sin asustarlos, y de acuerdo a la edad de cada hijo. Si van a la playa, recordarles no entrar solos al mar o piscina, no empujar a otros (aunque sepan nadar) y no alejarse de la familia.”

Alternativas al tradicional Carnaval igual de divertidas

Para Patricia Nevarez, psicóloga clínica y máster en desarrollo educativo, estos cuatro días de asueto son una gran oportunidad para desarrollar nuevas y llamativas actividades lúdicas que permitirán crear nuevos recuerdos en familia asociados a esta fecha.

Se puede dedicar este feriado, dice la especialista, a investigar las distintas formas en que se celebran los carnavales, en diferentes regiones o en diferentes ciudades, y, a partir de eso, organizar juegos, pequeños desfiles, bailes. “Por ejemplo cada grupo o cada hijo puede representar a una región o una ciudad, y entre todos hacer manualidades con lo que se tiene en casa, como tratar de hacer la ropa que corresponde a esos lugares, o carteles”, sugiere Nevarez. “Hacer cosas creativas, por ejemplo, con flores y frutas, como el carnaval de Ambato, y premiar al que sea el más creativo”.

Otro juego que alienta la experta, en línea con la tradición de otras ciudades, es el de los compadres. “Se celebra en Cuenca y el jueves (antes de Carnaval) se elige a un compadre. Se le lleva a regalar una guagua de pan y ese compadre se hace conocer como el anfitrión de una fiesta. Entonces pueden hacer una pequeña reunión y uno de los niños es el anfitrión”.

Hablando de fiestas, una buena idea es organizar un pequeño encuentro temático, inspirada en un país o cantón, para el cual se prepara la comida de ese lugar, el baile típico, e incluso se puede emplear disfraces del sitio. “El asunto es que todos participen y que sea un momento de mucha alegría, de mucha unión, y se convierten en recuerdos para toda la vida, porque son momentos que se hicieron en familia”.

Nevarez tampoco se considera afín a la costumbre de lanzarse globos, y otras sustancias, en virtud de jugar carnaval. Pero si es el caso de una actividad que se realiza en consenso con los miembros de una misma familia y amigos, dentro de su propio entorno o ambiente, entonces recomienda hacerlo con una pizca de imaginación, como organizar un concurso, con un jurado y un premio, para los globos más grandes o llamativos. O si juegan con espuma, hacer figuras con este material, como tatuajes en el cuerpo del otro, o figuras en el vidrio, ponerle colores vegetales y hacer obras de arte. Son giros creativos para estos infaltables carnavaleros.

“Es muy importante integrarse con los niños, es un momento en que hay mucho miedo y temor. A través del arte los niños pueden también expresar mucho de lo que están pensando o canalizarlo. Conversar en familia y hablar, ‘no podemos ir a la calle a ver los festivales, por tal razón’ y que empiecen a hablar sobre el miedo. Es beneficioso que se pueda que se pueda hablar de ellos, porque hace mucho daño cuando uno lo retiene”. (O)