¿Qué le gustaría que vieran sus hijos en internet? Es decir, qué tipo de contenidos y qué personajes, presentadores y artistas. Para contestar esta pregunta, tal vez sea útil compararlo con lo que usted veía cuando tenía la edad de ellos.

Seguramente en medio de toda la protección que recibió de su familia, hubo momentos en que la seguridad falló y usted terminó viendo algo no apto para niños, sea una película de terror, una serie de humor negro o cualquier otra producción para adultos.

El padre, más que un proveedor, una influencia para toda la vida

Pero usted lo vio en televisión, cuando lo único que podía hacer al respecto era narrarlo al día siguiente en la escuela. Muy diferente a la posibilidad de capturarlo, descargarlo o grabarlo para TikTok, convertido en tendencia o en un meme compartido con miles de personas.

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Son mundos distintos. Y nada está a prueba de errores, mucho menos el internet, pero eso no significa que no haya educadores y artistas influyendo para bien.

Nilocos, música para las infancias

Enzo Ordeig (actor) y Pablo Echaniz (músico) hacen Nilocos, un dúo con una propuesta teatral y musical que surgió en el año 2017 en el jardín de la hija de Pablo, cuando un grupo de padres con dotes musicales quiso llevar canciones al aula. Era un repertorio para jugar, con canciones compuestas por ellos.

Tomó forma cuando Enzo se comunicó con Pablo, pensando en su habilidad para el canto y la guitarra. Se encontró con que este estaba tocando el bandoneón, instrumento símbolo del tango. Empezaron a tocar en vivo, a hacer shows y a pensar a futuro. Ellos dos son la imagen de Nilocos, y también los compositores y letristas. Los acompañan Ezequiel Quinteiro en la percusión y la bajista Pato Epíscopo, más un equipo de producción y sonido.

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“Comenzó a crecer en el proyecto una vertiente más educativa, nos fuimos dando cuenta de que nos gustaba aportar con algo, no solamente un divertimento. La gracia de pasarla bien tiene un valor importantísimo, ¿pero qué agregado podíamos encontrar?”, se preguntaba Enzo.

Crearon el disco Canciones para el aula, y así, dicen, le dieron volumen y condimentaron su show en vivo. “Todas las canciones tienen propuestas diferentes, pero siempre para hacer participar a los chicos y a la familia entera: desde lo corporal, lo musical, lo rítmico y el lenguaje”, explica Pablo.

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Enzo cree que hay una línea muy fina entre comunicar contenido valioso y ser moralista, y ellos tratan de ser siempre lúdicos. ¿De qué hablar? “De algo que interpele a los niños, de lo que les está sucediendo”, indica Enzo. El miedo a la oscuridad, el alfabeto, los animales, las palabras esdrújulas, la diversidad o el estímulo al movimiento.

Ahora preparan el show Yo tengo un amigo (con la canción correspondiente) en la calle Corrientes, la avenida teatral de Buenos Aires. También dan talleres para docentes y para la familia.

Importante para ellos: no tratar a los niños como consumidores, ni como personas que no pueden entender o resolver problemas. Tratarlos no desde la mirada del adulto, sino volver a la infancia, ponerse a su altura y hablar desde allí. Darles material para discernir, y no contenido ultraprocesado. Y crear algo que invite y guste a toda la familia. “Los niños están formando su psiquis, las sensaciones, el vínculo con el exterior. Es un momento fundacional y hay que tener cuidado con lo que se les dice y se les da, y en ese sentido somos bastante respetuosos”, asegura Enzo. “Tenemos una responsabilidad muy grande”, añade Pablo.

‘Pepe en las nubes’, los chicos al micrófono

Pedro Tolchinsky es un actor, productor y creador digital que ha trabajado en educación a través del juego, y también es el entrevistador del programa Pepe en las nubes, que podría definirse como un espacio de opinión de los niños, que tienen mucho que decir sobre la vida escolar, familiar y hasta de la economía.

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El canal de Pepe en las nubes se estrenó en enero de 2023, cuando Pedro decidió volver a estar ante las cámaras después de una pausa de la actuación. Aclara que no ha hecho una producción solo para los niños, sino para todo público. ¿Desde dónde lo ven los niños? En TikTok, donde hay menos control al momento de crear una cuenta.

Con su camarógrafo visita los parques e identifica primero al adulto que está con el niño y le presenta la posibilidad de grabar. “Le muestro el canal. Luego charlamos con el niño y si dicen que no, todo bien. Preparo algunas preguntas, pero la verdad es que no sé con quién me voy a encontrar”. Asegura que las respuestas de los niños son totalmente espontáneas. “No se trata de lo que yo quiero que hablen, ellos salen con lo que quieren charlar, que seguramente va a ser más interesante”.

Niños de jardín, primaria y secundaria contestan, algunos ordenadamente; otros discuten entre ellos y se olvidan del entrevistador y de la timidez, o se convierten ellos en los interrogadores. Como todo se hace al aire libre, de vez en cuando hay apariciones especiales de padres, abuelos y mascotas.

La manera de cuidar a sus entrevistados, dice Pedro, está en la edición. Muchos niños comparten opiniones que escuchan en casa y lanzan nombres de actores políticos. “No lo pongo casi nunca, porque eso genera mucho odio en los comentarios. Otra cosa mala que podría pasar es que a raíz de un video al niño que sale en mi canal le hagan bullying, entonces intento cuidar las preguntas y para dónde va la charla, que la exposición les traiga algo bueno”.

Pedro explica que la diferencia entre el odio y el bullying es que el primero suele venir de adultos y se explaya en los comentarios, generalmente entre desconocidos, mientras que el segundo ocurre entre pares, chicos que se conocen en el colegio. De hecho, visita instituciones educativas para dar talleres sobre ciudadanía digital, acoso y ciberacoso escolar, en conjunto con una asociación civil.

Hace poco sacó el juego de mesa Pepe en las nubes, que trae 50 naipes con preguntas divertidas y sensibles para aplicarlas con los amigos y la familia.

‘Guinguiringongo’, un ejemplo ecuatoriano

El canal Guinguiringongo cuenta, canta y representa historias para niños a través de un equipo de actores: María José Blum (Magito), Prisca Bustamante (Mamina), Maribel Solines (la bruja Maruja), Hugo Alejandro (Pipo) y Magda Salinas (Magdita), actual concursante del reality Yo me llamo.

Están en Instagram, TikTok y YouTube, y al momento llevan la campaña “En busca de los valores perdidos”, con el apoyo de una serie de personalidades de teatro y televisión. También ofrecen espectáculos en vivo en fechas especiales.

Según explicó Blum a este Diario en una entrevista de 2022, esta producción fue su sueño. “¿En dónde quedó esa época en la que producían shows para niños? (...) Este proyecto viene con base en todas las carencias que he percibido”.

Para su creación hubo asesoría de educadoras, pedagogas y psicólogas, pero también investigación sobre lo que ven los niños y de qué manera intervenir “con las enseñanzas de antes, pero con la velocidad [con la] que los niños consumen información actualmente. Ya el niño no se queda sentado viendo algo que va de manera lenta, sino que quiere información rápida, divertida, colorida; que los personajes también estén en las redes sociales, pero cuidando el contenido. Guinguiringongo no es un producto netamente de niños, sino que es uno de unión familiar”. (F)