Wattpad, la plataforma de lectura y escritura gratuita, donde empiezan los que no tienen contactos editoriales pero sí mucho que decir, fue el espacio que acogió a Brian Giner, entonces de 18 años, cuando estuvo listo para contar cómo se convirtió en víctima de acoso escolar durante 12 de sus años de estudiante.

No es un relato oprimente, Brian tampoco lo es. Combina lo traumático de encontrar maltrato por parte de sus compañeros incluso al cambiar de colegio, con episodios luminosos junto con sus padres, lejos de las aulas y el abuso.

Es así porque cuando empezó a escribir, Brian había dejado de ser una víctima. Había terminado el colegio. “Pero quería, de alguna manera, compartirlo al mundo”, dice en entrevista con este Diario. “Publiqué un video en YouTube y vi que funcionaba. Y lo escribí para mí, en un documento de mi ordenador y pensé que podría publicarlo en algún sitio gratis para que más adolescentes pudiesen tener la oportunidad de leerme”.

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Un año después, el ayuntamiento de Palau-solità i Plegamans, la localidad barcelonesa donde reside, le dio la oportunidad de publicarlo en tapa dura. Cuatro años después, Brian da conferencias y charlas, “no solamente en Cataluña, sino también en Andorra y en Latinoamérica, vía telemática”, solo hace falta que lo inviten, como le pasó en Argentina, donde hizo contacto con varias instituciones a partir de una entrevista.

“(El bullying) empezó en primer año de primaria, y finalizó cuando acabé la ESO (secundaria). Durante doce años de manera continua y en diferentes centros educativos, yo seguía sufriendo acoso escolar debido al estrabismo que tenía en el ojo derecho y también por mi físico”. Esa experiencia repetida le hizo llegar a pensar que era algo normal. No se lo dijo a sus padres hasta después de cuatro años de estar viviéndolo.

En la portada del libro, tres chicos dan la espalda al espectador y se abrazan. Al fondo se ve el edificio del ayuntamiento, y en lo alto, unos pájaros que para Brian expresan libertad porque vuelan hacia la luz.

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“Siempre decimos que cuando la gente muere ve una luz al final del túnel; yo quería plasmar el mensaje contrario, que el final no está allí, que hay más luz”.

No todas las víctimas de bullying pueden verlo de esta manera. “Mucha gente opta por suicidarse por el acoso escolar, y el mensaje que quiero dar es para evitar ese final; que si se da la casualidad de que alguien vea el libro, que se sienta libre”.

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Él mismo pensó hacerlo en dos ocasiones, cuando tenía 10 años. “Cuando ves que nadie te entiende y vas a un centro donde deberías estar feliz y lo que hacen es insultarte y amenazarte, y esto sigue en las redes sociales, lo último que quieres es levantarte para ir a la escuela. Mis padres me frenaron, me apoyaron siempre, me arroparon muy bien, porque al final pude denunciarlo”.

Brian distingue muy bien entre la protección de sus padres y el abandono en la escuela. “(En las aulas) no tuve a nadie, me cambié de centro en tres ocasiones. Me tiraron por la escalera, me clavaron un ‘boli’ en la mano y luego en el cuello, me dieron una paliza entre 8 y 9 personas en un lavabo de educación física, en la hora del recreo”. Eso en la primaria. En la secundaria volvió a repetirse, pero con una diferencia. “Hice un grupo de amigos que me ayudaron bastante”.

Ahora que está fuera de ese sistema, le escandaliza que la escuela no hiciera nada, a pesar de las denuncias de su familia. “Jamás se activó un protocolo de acoso escolar, ningún profesor optó por ayudarnos. Y no era solamente conmigo, había muchas más personas sufriendo en aquella época”.

Habla como si hubiese ocurrido hace mucho tiempo, sin embargo, hace cinco años esa era su situación. “Aquí en España, ahora en Latinoamérica, se están implementando protocolos y haciendo seguimiento de estos casos, pero no se están implementando correctamente, nos hemos quedado cortos, no hay recursos, no hay docentes, no hay personal para toda la información que se debe recoger”.

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En todo ese tiempo apenas alcanza a recordar a dos profesores a los que se les ocurrió sacarlo del aula una hora al día para que aprendiera a usar herramientas audiovisuales. “Es lo que a mí me gustaba. Venía a casa, me encerraba en la habitación y me ponía a hacer radio, era mi zona de desconexión total”. Hoy, Brian es locutor en una emisora local, y sigue creando contenido digital; se ha formado como auxiliar de enfermería y ha estudiado contabilidad e integración social. Pero reconoce que lo que sus maestros hicieron fue una medida aislada.

14/05/2023. Golpeado, pero no derrotado (Editorial Punto Rojo, 2019), libro autobiogr�fico de Brian Giner S�nchez. LA REVISTA, ENLACE Foto: IG @brianginer_

“Es algo que debe ser institucional, comunitario”, no solo cuestión de invitar a un orador en ocasiones especiales. “Una conferencia no va a servir de nada si no hay una continuidad de valores éticos en la escuela. Se está educando con mucho miedo, con muchos matices”.

Y como el acoso no ha desaparecido, Brian cree que para él, la historia no ha terminado, aunque ya no sea un chico de colegio. Continúa con las charlas, donde ha encontrado “de todo”, no solo actores y víctimas del bullying, sino el añadido de la violencia de género en casa. “Un menor me dijo que todo aquello que hacía en la escuela era lo normal, que lo veía en casa. Allí se activó un protocolo y descubrimos un montón de cosas”.

En estos conversatorios Brian revive sus experiencias, pero está enfocado en seguir con ellas, porque cree que vale la pena y porque quiere “exprimir a tope” una ventaja que, piensa, irá perdiendo con el tiempo. “Es la edad, tengo 23 años y empatizar y conectar con la gente joven se me hace una tarea mucho más fácil. Tienen delante a una persona que hace bien poco estaba donde están ellos.

“Cuando un niño viene a abrazarme y llora, no existe emoción ni palabra para describir el sentimiento que desprende”. Y su inconformidad con el sistema educativo vuelve a encenderse. “Es muy fuerte que yo, en una hora de conferencia, saque problemas que tienen los niños, y que un profesor que está de lunes a viernes durante toda la jornada laboral no saque ni la mitad, y eso es por conexión”.

Los niños necesitan confianza, concluye Brian. “Cuesta que la gente sea consciente de la realidad, que no son cosas de niños. No se da educación al profesorado ni al alumnado ni a los padres. Habrá padres que pasen del tema, profesores que pasen del tema, pero poco a poco iremos captando gente, y al final, como hormiguitas, conseguiremos grandes cosas, pero para eso tenemos que estar juntos”.

Ese ‘juntos’ es global. Que un país consiga un buen proyecto para detener el acoso escolar, y otros lo repliquen. “Si no vamos unidos de la mano en un problema social que sufren nuestros niños, que son nuestro futuro, ¿a dónde vamos a parar?”.

Golpeado, pero no derrotado (Editorial Punto Rojo, 2019) se ha agotado en Cataluña, pero ha llegado a las librerías de Latinoamérica y también puede adquirirse en Amazon y como libro electrónico en Google Play. Sigue estando disponible de forma gratuita en Wattpad, en su versión sin editar, tal cual lo escribió el Brian adolescente. (F)