La glucosa llega a la sangre a través de los alimentos ingeridos y que son procesados por el páncreas, que a su vez libera insulina, una hormona que lleva el azúcar a las células para ser transportadas por el torrente sanguíneo, de modo que se genere la energía necesaria para el funcionamiento del cerebro, el corazón y de los músculos, señala la Asociación Americana de Diabetes.