La fibra suele ser relacionada a la alimentación saludable, pues que se trata de una sustancia que está presente en algunos alimentos de origen vegetal y que es capaz de prevenir o aliviar el estreñimiento, ayudar a mantener un peso saludable, disminuir el riesgo de sufrir de diabetes, enfermedades cardíacas y algunos tipos de cáncer.
Mayo Clinic afirma que antes de elegir los alimentos ricos en fibra, se debe averiguar cuánta necesita el organismo y de ahí, añadir las porciones a la dieta diaria.
¿Comer mucha fibra tiene efectos secundarios?
Sí, el famoso dicho “todo en exceso es malo” también aplica a la fibra, y es que, aunque es muy beneficiosa, comerla en exceso puede desencadenar efectos negativos en el cuerpo, en especial en la salud digestiva.
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La especialista en dietética y nutrición Rocío del Pozo explicó al portal Welife que ”la fibra es un carbohidrato complejo que dado que no puede ser digerido por el cuerpo, ralentiza todo el proceso digestivo, mejorando la absorción intestinal”.
La situación es que no es conveniente detener demasiado la digestión, pues se puede producir un estreñimiento, todo lo contrario al efecto que se busca con la fibra, y eso no es todo, pues las consecuencias del exceso pueden perjudicar otros ámbitos de la salud.
¿Cuáles son los efectos secundarios de comer mucha fibra?
Hinchazón: la microbiota del intestino delgado es la verdadera encargada de procesar la fibra y no está acostumbrada a las cantidades elevadas de este nutriente; por ende, el exceso pasará sin ser digerido en el intestino delgado y llegará al grueso, en el que se fermentará, liberando gases y produciendo hinchazón. Lo bueno es que es temporal.
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Calambres y dolor: mucha fibra puede producir contracciones en el intestino muy aceleradas, en consecuencia habrá calambres y dolor agudo e intermitente. Es por ello que este nutriente debe comerse en las cantidades adecuadas.
Irregularidad intestinal: el intestino suele trabajar como un reloj, pero al abusar de la fibra, la frecuencia de las evacuaciones será menos regular, ya sea por exceso o por defecto.
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Náuseas: al ralentizarse el tránsito intestinal se produce un efecto “tapón” en el proceso digestivo y la principal consecuencia es que la comida que está siendo digerida y no puede pasar al intestino, durará más tiempo en el estómago, dando como resultado que la persona sienta, además de la hinchazón, la sensación de náuseas luego de cada comida.
Deshidratación: la fibra soluble suele ser muy porosa, de modo que absorbe mucha agua para facilitar un correcto movimiento intestinal, mientras más se consuma, más agua absorberá; lo que aumentará el riesgo de deshidratación así como los síntomas asociados, como la fatiga.
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