Se puede estar “llenitos de amor”, no de una manera literal, pero sí de una forma figurada. La tradición popular afirma que cuando dos personas están en una relación tienden a subir de peso, lo que inglés se conoce como el efecto relationship weight. Pero no solo se trata de una percepción social, la ciencia ya lo ha tratado, existen estudios que han reportado que la felicidad en pareja encuentra una correlación con el aumento del peso medio de las personas.

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Un informe de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), emitido en el 2015 con una muestra de 2.300 personas de entre 30 y 40 años, concluyó que enamorarse suponía un aumento medio de 4,5 kilos en el peso corporal. Otro estudio hecho a 8.000 personas en Estados Unidos descubrió que las mujeres recién casadas tendían a engordar una media de 10,8 kilos en los primeros cinco años de matrimonio, mientras que las que empezaban a convivir en pareja sin casarse aumentaban, de media, unos 8 kilos.

Esto podría estar relacionado a una sensación de satisfacción con la vida en pareja. Así lo demostró una investigación del Centro Nacional de Biotecnología de la Información, que un experimento realizado a 169 parejas de Estados Unidos, halló que “las más felices fueron las que más kilos cogieron, las más insatisfechas con su pareja se mantuvieron en su peso ideal”.

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Tanto el hombre como la mujer adopta ciertos hábitos alimenticios que pueden generar un aumento de peso. Foto: Shutterstock

“¿Mientras vive en pareja, vive gordo y feliz?”, es la pregunta que lanza la psicóloga Andrea Rojas, quien considera que, aunque cada pareja es distinta, tanto el hombre como la mujer adopta ciertos hábitos alimenticios que pueden generar un aumento de peso. “Cuando uno se hace pareja de una persona que come de todo, de cierta manera va adoptando esos hábitos alimenticios y por ende la alimentación va variando y su peso va aumentando... por ejemplo si antes no comía mucha masa, ahora sí. Si antes comía pocos carbohidratos, ahora sí”, menciona la especialista.

“De cierta manera sí se pudiera llegar a la conclusión, que, en ciertos casos, el aumento de peso se debe a la estabilidad emocional y a la felicidad que se puede ver reflejada en la pareja”, añade.

La nutricionista Susy Corral indica que esto sucede cuando los buenos hábitos de uno de los dos no han estado lo suficientemente arraigados como para enfocarse en ellos. “Es muy fácil que alguien pueda venir con otros hábitos, o que tus hábitos flaqueen e inventen hábitos nuevos, y por ende no sigas pendiente de tu peso, o de tu físico como lo hacías antes”, indica.

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Desde su experiencia ha encontrado que esto es más habitual con parejas que están cerca de los 20 y los 30. De hecho, menciona que puede suceder en el primer año de enamoramiento, cuando lo común son las salidas a comer todo lo que son alimentos altos en grasas saturadas y azúcar refinados (canguiles, hamburguesas, colas, papas fritas, chocolates etc). “Están enfocados en la construcción de la relación… Hay personas que pueden subir entre 4 kilos y 8 kilos en ese primer año de enamorados”, cita.

Cuando una pareja encuentra la estabilidad, tienden a relajarse y entrar en una zona de confort.

Rojas indica que cuando una pareja encuentra la estabilidad, tienden a relajarse y entrar en una zona de confort, y por ende ya no ponen como algo primordial su peso. “Sienten que pueden ser ellos mismos, de poder decir, de poder compartir ciertas cosas, de sentirse más en confianza”, menciona sobre esta reacción psicoemocional.

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Esto lo explica el doctor Alberto Gadoy en su estudio para la Sociedad Española. “Demostramos que las personas, cuando buscaban pareja, se cuidaban más, cuando empezaban una relación, también se cuidaban, pero cuando tenían una relación estable, en cuanto a la dieta, no se cuidaban tanto y aumentaban el peso”.

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Pese a la felicidad que se puede estar experimentando en pareja, en algún punto el aumento progresivo de peso puede provocar problemas en la estabilidad emocional en la persona, es aquí cuando los complejos empiezan a aparecer. “Hay personas que se acomplejan de mostrarse a su pareja, porque ya no les gusta su físico”. Por eso recuerda que siempre la salud física y mental deben ir de la mano. “Hay que tener un equilibrio que nos permita estar bien, tanto física como mentalmente”.

A cambiar los malos hábitos

Foto: Shutterstock.

Un estudio de la Universidad de Glasgow asegura que los recién casados ganan una media de cuatro kilos durante el primer año de matrimonio. Los profesionales en nutrición lo definen como un problema cultural, en el que los individuos se incentivan mutuamente a comer más y moverse menos.

Corral aconseja cambiar de a poco estos malos hábitos, y manejar la técnica del 80/20, es decir, destinar el 80% del tiempo a comer saludable y ejercitarse, y el otro 20% puede ser para una comida favorita. “De lunes a viernes, que las comidas sean más saludables, más ordenadas, hechas en casa; y el fin de semana de pronto darnos un gustito de pareja, para poder disfrutar del tiempo juntos”, describe.

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Enfatiza que ninguno de los dos debe dejar de estar activos, y qué mejor haciéndolo juntos. “No significa necesariamente ir al gimnasio, puedo ser activo en mi ciudadela, puedo andar en bicicleta, en la casa puedo ponerme a bailar, imitar rutinas de aeróbicos de videos de YouTube, si lo puedo hacer con mi pareja, mejor”.

Algo importante en este camino de reconstruir los hábitos es comenzar a dejar atrás los cómodos y atractivos delivery y animarse a preferir la comida hecha en casa y con armonía. “Dentro de lo posible tratar de hacer la cocina lo más armónica y saludable, esto quiere decir una comida que luzca bien, es decir, presentar la comida bien, servirla bien, aderezarla bien”.

Entre los ejemplos que menciona sobre este punto dice que la lonchera con comida que se lleva para el trabajo puede ser lo más saludable, rica y vistosamente atractiva. “No solo es comprar la comida sana para tener en casa, sino realmente tratar a la otra persona con la que tu vives, con amor, en todos los sentidos”, expresa.

“Un acto de amor también es tener empatía a la hora de cuidarnos. Debemos hacer sentir a la pareja una sensación de protección, y de que la comida sana es un lugar seguro”, acota.

La composición del plato se divide en 4 partes.

A esto le suma como recomendación, dormir bien y mantener el ambiente lo más libre de toxicidades, “eso incluye amistades que solo te inducen a tomar alcohol, a comer comida chatarra, comidas tóxica”.

Si es una pareja con el tiempo ajustado, puede optar por el método del baigcooking, que consiste cocinar en un día la comida para toda la semana.

Corral se ha encontrado con casos que no están dispuestos a corregir su estilo de vida alimenticia. “Me he encontrado con parejas que han terminado”, cuenta. Sugiere que el diálogo para llegar a un acuerdo común es vital. (I)