El médico español Joaquín Sánchez Sotelo es cirujano ortopedista, y desde hace 20 años es uno de los expertos en articulaciones de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota. Su práctica profesional lo ha llevado a reemplazar articulaciones de pacientes con problemas en la cadera, la rodilla, el hombro y el codo. Y en los últimos siete años se ha dedicado a la cirugía articular del hombro y del codo. Indica que es prioridad evitar que las personas con artrosis degenerativa lleguen a cirugía, pero que cuando esto ocurre, hay que maximizar los resultados.

¿Cómo hacer para prevenir las enfermedades articulares? Hay tres categorías de pacientes, dice Sánchez Sotelo:

  1. Los que desarrollan problemas articulares porque al nacer ya tenían problemas de la formación de los huesos y articulaciones (displasia).
  2. Los que desarrollan cambios degenerativos articulares como consecuencia de una fractura. “Una lesión importante en un accidente de tráfico o en una caída cuando uno es joven, si conlleva un cierto daño articular puede conducir con el paso del tiempo a que el cartílago articular se degenere”.
  3. Sin embargo, la mayor parte de los pacientes con artrosis degenerativa no tienen historia de defectos congénitos o de fracturas. “Lo llamamos artrosis idiopática, la razón final no se conoce por completo”.

El especialista explica que los extremos óseos que forman la articulación están recubiertos de cartílago articular, un tejido grueso que permite amortiguación y deslizamiento. Algunos individuos tienen predisposición genética a perder fuerza o estructura en el cartílago articular, y desarrollan artrosis, “probablemente porque están predispuestas, pero sin duda, las cargas repetitivas a lo largo de la vida son uno de los factores que más influyen”, dice.

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La artrosis de cadera es la segunda más frecuente en la consulta médica. Foto: Shutterstock

Y las primeras de esas cargas son el sobrepeso y la obesidad, que se reflejan en artrosis de cadera, rodilla y tobillo. “Una parte importante de la prevención de la artrosis en los miembros inferiores es evitar el sobrepeso”.

Otra carga sobre las articulaciones es la pérdida de la masa muscular. “Cuanto más sanos sean los músculos, mejor funciona la articulación. Hacer ejercicio aeróbico y anaeróbico nos protege”. Finalmente, hay ejercicios que tienen un posible efecto perjudicial. “Si usted tiene un poco de daño articular y sale a la calle a correr o usa una cinta para correr o una cuerda para saltar, tendrá un efecto nocivo”. En cambio, use la bicicleta, un ejercicio de repetición sin impacto. Y si tiene articulaciones sanas y gusta de correr, busque calzado con amortiguación y renuévelo con la frecuencia necesaria. “Observe el terreno, que no sea muy irregular o duro”.

La mayoría de las personas tiene algún cambio en las articulaciones al llegar a los 70 años

Es difícil saber el número real de personas con problemas articulares, opina el cirujano ortopédico, pues muchos individuos con dolor articular no acuden a consulta por diferentes motivos. “Pero diría que al menos el 80 % de la población tiene alguna articulación con algún cambio degenerativo al llegar a los 70 años. En cuanto al área más afectada, probablemente es la articulación de la rodilla, pues vemos más pacientes que necesitan tratamiento quirúrgico; a continuación está la cadera”.

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El dolor en rodillas, caderas, hombros y codos se debe a la pérdida de la carilla articular, y esto no es reversible. “No existe ningún método para recuperar el cartílago perdido. El proceso es irreversible, por eso la prevención es importante”. Una vez que empieza la enfermedad, se intenta controlar los factores que la empeoran, controlar el peso, favorecer ejercicios de bajo impacto, usar bastón y tomar medicación.

Las inyecciones de ácido hialurónico pueden aliviar el dolor de la artrosis de las articulaciones. Foto: Shutterstock

Cuando el dolor continúa a pesar de esas medidas, se pueden hacer inyecciones de corticoides en la articulación. “Son muy efectivas, pero no se debe abusar”. Y si eso no funciona, hay inyecciones de ácido hialurónico, que tiene un componente similar al líquido articular, que pueden utilizarse (con supervisión médica) durante años, sin contraindicaciones.

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El siguiente paso es la cirugía, que puede ser artroscópica, en la que se hace una limpieza de la articulación y se elimina osteofitos, prominencias del hueso que se forman en la articulación. “Pero cuando la artrosis es avanzada, la única cirugía que realmente ayuda es la de reemplazo articular o protésica”. Se trata de aplazarla al máximo, dependiendo de la edad del paciente. “Una prótesis de rodilla, cadera u hombro dura de 15 a 20 años”. En alguien de 40 años, lo ideal es retrasar la cirugía todo lo posible, y con ella, el momento del recambio. “Pero un paciente de 70 años no tiene por qué retrasar la cirugía si tiene suficientes síntomas”.

Sánchez Sotelo asegura que los cambios en el estilo de vida, los medicamentos y las inyecciones pueden mejorar significativamente el dolor. Sobre el uso de inyecciones de células madre o el plasma rico en plaquetas, admite que en algunos pacientes mejoran los síntomas, “pero no hay evidencia clara de que la posibilidad de que el cartílago se regenere”.

Por otro lado, no hay ningún tipo de evidencia de que los suplementos de colágeno cambien dramáticamente la enfermedad articular. “En Estados Unidos hay mucha tendencia a recomendar la glucosamina, pero no es un fármaco. Les diría a los interesados que lo pueden probar, hay pacientes que dicen que mejora su dolor; quizás sea efecto placebo o a lo mejor tienen un efecto antiinflamatorio”.

En cuanto al aceite de cannabis, todo lo que hay son anécdotas. “No hay estudio a largo plazo que confirme el efecto beneficioso en todos los pacientes. Es una alternativa que se puede considerar, pero la experiencia actual todavía es corta”.

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Pedalear es un ejercicio de bajo impacto recomendable para cuidar las articulaciones. Foto: Shutterstock

Hay suplementos dietéticos que sí pueden ayudar a mantener una buena salud ósea, como el calcio y la vitamina D. En cuanto a la automedicación, uno de los más usados es el acetaminofén o paracetamol. “Es muy seguro, pero puede generar toxicidad hepática. Nunca sume más de 4 gramos al día”.

Entre los antiinflamatorios no esteroideos los más frecuentes son la aspirina y el ibuprofeno. “Si se toman a largo plazo pueden conducir a daño renal o producir erosiones gástricas y un sangrado oculto que conduce a anemia. “Recomendamos a quien toma ibuprofeno, aspirina o algo parecido de forma permanente que vaya al médico de cabecera cada seis meses para confirmar que la función renal no está afectada y no haya una disminución de la hemoglobina”.

Deportes de alto impacto, sedentarismo y menopausia

Además de la enfermedad articular congénita y los accidentes de importancia, el doctor Sánchez Sotelo señala que los jóvenes pueden encontrarse con artrosis precoz cuando practican deportes intensos que conducen a lesiones sucesivas; puede ocurrir en quienes practican fisicoculturismo y hacen levantamiento de pesas de manera profesional. “En Estados Unidos es muy frecuente la práctica del fútbol americano, y sabemos que a los 35 o 40 años muchos de ellos tienen artrosis de rodilla o de hombro por las múltiples lesiones que sufren en el campo de juego”.

En el otro extremo, las personas sedentarias, al perder masa muscular y flexibilidad, y tener sobrepeso, se ponen en riesgo de tener artrosis. “Busque una manera de hacer algo de ejercicio durante la semana; cuando la articulación tiene poca protección muscular y más rigidez, hay más problemas”.

En cuanto a las mujeres que están en menopausia, el médico recomienda el examen de densitometría ósea, para saber cuál es el estado de sus huesos y considerar medicaciones para mantener una buena masa ósea hasta el final de la vida. “La osteoporosis o pérdida rápida de la masa ósea hace más fácil que con una lesión menor se produzca una fractura, y entonces sí que puede afectar las articulaciones”. (I)