Tener dinero puede generar en cualquier persona una sensación de seguridad y estabilidad al tener la manera de resolver cualquier situación e incluso darse algunos lujos sin que eso signifique un problema, pero, ¿qué pasa cuando se tiene ese recurso a favor y se busca una relación romántica?
Un estudio llevado a cabo por Social Indicators Research y publicado por Forbes asegura que el estatus financiero significa el 10% de la varianza en la satisfacción de los individuos con su forma de ver la vida, una cifra importante.
Aunque se pueda creer lo contrario, esta información se extiende más allá de los meros ingresos, pues cobra relevancia la visión holística de la posición económica de cada quien.
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Pese a que tener dinero incrementa la sensación de seguridad y permite satisfacer algunas necesidades psicológicas, eso no garantiza que la persona que lo tiene pueda alcanza una conexión emocional o compatibilidad romántica. Para algunos de ellos, encontrar el amor y la compañía se hace cuesta arriba.
En una entrevista ofrecida a Fox News, el popular actor de la serie Friends, Matthew Perry aseguró que solamente se permite salir con otras personas adineradas, ya que en el pasado le fue mal con mujeres que según él, sólo iban detrás de su dinero. A esto la psicología asegura que, pese a la tendencia generalizada hacia citas abiertas, la riqueza hace que haya un filtro para elegir a una pareja.
Entonces, ¿Qué hacer?
La psicología da una serie de recomendaciones a quienes estén pasando por una situación similar, entre ellas.
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- Invertir en las relaciones sociales: tal como se aplica en materia financiera, diversificar las inversiones se disminuye el riesgo. Relacionarse con diversas personas ofrece una mejor perspectiva de la vida.
- Más allá de ganar: En vez de ir con el afán de “ganar”, se pueden buscar relaciones con personas con las que pueda haber una conexión significativa que aporten un valor profundo a la vida.
- Estudio de mercado: Tal como en los negocios, en las relaciones hay que evaluar cuáles son los riesgos potenciales, teniendo en cuenta las propias vulnerabilidades como las de la otra persona.
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