No estamos solos. Que no veamos ni conozcamos totalmente a nuestros compañeros de vida invisibles no significa que no existan. Están ahí y, sin ellos, nuestra existencia sería mucho más complicada, e incluso, imposible.
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El eje que conecta microbiota, intestino y cerebro está en el punto de mira de muchas enfermedades neurológicas como el autismo, alzhéimer o párkinson.
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No estamos solos. Que no veamos ni conozcamos totalmente a nuestros compañeros de vida invisibles no significa que no existan. Están ahí y, sin ellos, nuestra existencia sería mucho más complicada, e incluso, imposible.
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