M. Sc. Martha Belén Ortiz Celi

Nutricionista clínica /Chef en Gastronomía Nutricional

Existe en nuestro territorio un incremento en la prevalencia de diagnósticos de esteatosis hepática y esto debido a una alimentación copiosa en carbohidratos y grasas de mala calidad; considerado uno de los factores más importantes del desarrollo y progresión del hígado graso no alcohólico. Este consiste en una acumulación excesiva de grasa en el hepatocito, ya que incluso sin consumir bebidas alcohólicas usted lo puede desarrollar, recodemos por otra parte también que existe la aparición de hígado graso por alcohol, siendo este último uno de los trastornos hepáticos comúnmente encontrados a nivel mundial.

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Latinoamérica adoptó negativamente hace muchos años la práctica de la dieta occidental, caracterizada por una alta densidad energética, que aporta un alto perfil de grasas trans, grasas saturadas, colesterol y azúcar, incrementando directamente la grasa visceral y estimulando la acumulación hepática de grasas y la consiguiente progresión del hígado graso.

Podemos observar que el aporte calórico y pobre densidad alimentaria de la dieta es el factor más importante que influye en el daño en muchos casos irreversible, ya que puede desencadenar una cirrosis hepática. Teniendo en cuenta que la predisposición se da con mayor frecuencia en los pacientes obesos, también puede presentarse en personas delgadas con una inadecuada distribución de su masa corporal y que no se alimentan con alimentos ricos en fibra, por lo que ser delgado no es sinónimo de saludable.

Es necesario una restricción calórica de al menos 500 kcal día proveniente de carbohidratos simples y complejos, así como de grasa saturada, para alcanzar una regeneración progresiva del hígado, en el caso de que el hígado graso se encuentre en un estadio reversible.

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Se recuerda que promover el adelgazamiento por medio de dieta y ejercicio debe ser gradual, con un ritmo de pérdida aproximado de 1 kg menos por semana, ya que una pérdida mayor ocasionaría un mayor daño con deficiencias nutricionales; por lo que no deben dejar de comer o suprimir alimentos al azar, siempre bajo vigilancia nutricional. Por ese motivo, el tratamiento nutricio es importante desde que se diagnostica la enfermedad para mejorar el pronóstico, el especialista en gastroenterología o hepatólogo podrá indicarle la severidad de su condición actual, y si no es atendido a tiempo puede progresar a carcinoma hepatocelular. Estos pacientes deben llevar una evaluación conjunta con las especialidades como medicina interna y nutrición.

La mayoría de los individuos se encuentran asintomáticos, pero preste atención si presenta:

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-Hepatomegalia

-Fatiga

-Dolor o molestia en el hipocondrio derecho

La probabilidad de desarrollarlo es mayor si la persona tiene:

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-Sobrepeso u obesidad

-Sedentarismo

-Resistencia a la insulina

-Triglicéridos elevados

-Colesterol total elevado, colesterol LDL elevado o colesterol HDL bajo

-Diabetes mellitus tipo 2

La dieta, el ejercicio y la pérdida de peso constituyen la base terapéutica. Es necesario individualizar la alimentación en función del paciente, considerando sus hábitos y costumbres. Se debe en primera instancia restringir carbohidratos con alto índice glucémico, en especial el que proviene de bebidas (jugos, batidos, coladas, cremas) y se debe aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra: vegetales en ensaladas crudas, granos enteros y frutas enteras.

Adicionalmente, tres raciones a la semana de pescado de mar abierto, nueces y semillas. Si toma café, en concreto preferirlo pasado y sin azúcar, optar por lácteos fermentados en nuestra dieta como el kéfir y yogurt natural, así como lácteos sin azúcares añadidos.

No olvide programar la alimentación del hogar, con anticipación de manera organizada haciendo una lista de los alimentos prioritarios para que siempre haya disponibilidad de acceder a alimentos nutritivos y preparar platos balanceados para todos en el hogar.

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La práctica de ejercicio de intensidad y fuerza, como caminar 30-45 min al día a un ritmo continuado, o realizar ejercicio durante al menos 150 minutos por semana, independientemente de la intensidad de este.

Para apoyar y fomentar patrones de alimentación saludable es necesario también contar con el apoyo tanto del área pública como privada en frenar el rápido aumento de las ventas de productos ultraprocesados en todo el país, mediante regulaciones legales y el desarrollo de oportunidades en el mercado a fin de proteger y fortalecer los sistemas locales y nacionales de alimentos saludables y por ende los patrones de alimentación saludable.

Los productos ultraprocesados tienen un alto contenido calórico y bajo valor nutricional. Son característicamente altos en grasas trans, salados o azucarados, y bajos en fibra alimentaria, proteínas, diversos micronutrientes y otros compuestos bioactivos. A menudo tienen una carga glucémica alta.

En conclusión, nuestras células hepáticas requieren una nutrición adecuada para su funcionamiento normal. Los impactos negativos en la salud, originados por una inadecuada alimentación, son cada día mayores. La obesidad, principal consecuencia de esta alteración nutricional, es una de las principales causas de mortalidad en la mayoría de los países para las enfermedades asociadas como enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus de tipo 2, hígado graso no alcohólico e inclusive cáncer.

TIP NUTRICIONAL CULINARIO

Si te gustan las sopas y te las han prohibido por tener obesidad o hígado graso, puedes prepararte sopas que sean a base de proteínas (preferible aves sin hueso y sin piel, huevo, queso o requesón bajo en grasa) + verduras verdes: acelga, espinaca, brócoli, apio, zucchini, nabo, añade especias para dar sabor y color como cebolla blanca, laurel, cúrcuma, cilantro o cebollín. Sin añadir otros vegetales ricos en almidones.


Miembro de la Asociación de Nutricionistas del Guayas

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Telf.: 098-460-6790