Por Verónica Coello Game

La principal ciudad de nuestro vecino país –hace varios años– viene manteniendo el título de capital gastronómica de Sudamérica y algunos de sus restaurantes son considerados en las listas y rankings de los mejores lugares para comer en el mundo. A propósito de un compromiso que tuvimos mi esposo y yo en la Ciudad de los Reyes, aprovechamos para poder degustar de nuevas experiencias y regresar al que nos impactó hace algún tiempo.

Visita a Maido, restaurante reconocido por fusionar la tradición nikkéi y peruana en una misma presentación. Foto: Cortesía

Recibimos muchas sugerencias: de los tradicionales, José Antonio; de los conocidos, Rafael; de los nuevos nombres que escuchamos, Mayta; de los buenos de comida nikkéi que también lo tenemos en Quito, Osaka; de los que están dando mucho de qué hablar por su fusión con la comida venezolana, Mérito; de los bares que me llamaron la atención, Sastrería Martínez. Y así, este espacio de palabras contadas, me queda cortísimo para poder nombrarlos a todos.

Boleto a... Ciao Lago di Como!

“Tienes que ir a Amoramar, un restaurante familiar donde los locales vamos a almorzar el domingo”. No pudimos hacer caso a todas las voces… No nos alcanzó el tiempo y nos faltó llevar otro estómago en la maleta, pero atesoro nuestra visita a Cosme, en San Isidro, por su visión de comfort food que enamoró a nuestros sentidos y al imperdible Maido.

Maido, restaurante de fama mundial

Mitsuharu ‘Micha’ Tsumura, jefe de cocina y su propietario, te transmite su pasión por la comida peruana con técnicas e insumos japoneses en cada bocado. Su gastronomía es una explosión de sabores que logra sorprender hasta al comensal más incrédulo de su magia.

Desde que vas subiendo al primer piso un coro te recibe con un sonoro “¡Maido!”, que significa ‘gracias por venir siempre’ en japonés. Después de eso, con más ganas pides un pisco sour para acompañar la lectura del extenso menú. Esta vez pedí un pisco sour Camu Camu y no defraudó. Fue difícil decidirse porque habían cambiado la carta. Tuve que recurrir a la típica pregunta: “¿Cuáles me recomienda?”.

Rocoto relleno en Maido. Foto: Cortesía

Todo lo que nos pusieron sobre la mesa fue un 10. Estaba antojada de ceviche, entonces escogí el ceviche Nitro: pesca fresca prémium con leche de tigre con nitrógeno, que te lo sirven esparciéndolo, como polvos de hadas llenos de sabor, sobre una base de aguacate y algas. Luego llegaron los nigiris y temakis, en los que el producto es de tan alta calidad que solo se destaca. El plato que más recordamos es el rocoto relleno, el tratamiento del bife es excepcional, marinado con soya, sake y mirini, acompañados con una salsa de varios quesos. El postre fue otra experiencia inolvidable: churros y limón rugoso son un juego de texturas y temperaturas.

Boleto a... Baviera, un cuento que se vive

Por coincidencia y para suerte mía, ‘Micha’ salió a saludar a una antigua amiga que estaba sentada al lado de nuestra mesa.

Luego que se desocupó, lo abordé para felicitarlo y me comentó que había estado hace poco compartiendo con sus colegas de Tributo en Quito. Me sentí orgullosa de saber que nosotros también tenemos espacios muy interesantes.

Ciudad que combina arte y modernidad

Como no solo del pan vive el hombre, no podíamos dejar de ir a un lugar que me encanta por toda la belleza que guarda: el Museo Pedro de Osma en el pintoresco y bohemio bario Barranco. Ahí puedes encontrar gran cantidad de obras: pinturas, piezas de plata, esculturas, entre otras de arte virreinal del siglo XVI al XVIII, que son patrimonio cultural y pertenecen a la colección de la Fundación Pedro y Angélica de Osma.

Otro lugar histórico al que se debe visitar es el conjunto monumental de San Francisco, donde se encuentra la iglesia que data de 1546 y sus catacumbas, una joya arquitectónica, artística y cultural de Perú. En el recorrido con el guía llegas a conocer sobre las prácticas funerarias de la época.

Churros y limón rugoso en Maido. Foto: Cortesía

Y para que se le pase el susto a cualquiera, Larcomar, el centro comercial que está construido sobre un acantilado con vista al mar en Miraflores, te ofrece las mejores vistas y lugares para tomarse fotos. El malecón es un espacio ideal para caminar y pasar una tarde muy agradable.

Sin duda alguna, Lima es un destino al que queremos volver porque siempre deja algo pendiente... un lugar que conocer, un sabor que descubrir. (I)