Deliciosos banquetes, mucho vino y cuerpos desnudos, así eran las celebraciones de los últimos días del año en el esplendor del Imperio Romano.

Los antiguos habitantes de Roma le rendían honor al dios Saturno, de la agricultura, también conocido como Cronos en la antigua Grecia. Para rendirle culto, los romanos llamaron “saturnales” a sus excéntricas fiestas.

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Restos del templo a Saturno en la Antigua Roma.

“Todo lo que es serio está prohibido”

Se sabe que los saturnales eran días y noches de excesos y catarsis. No había reglas y todos podían hacer lo que quisieran con quien quisieran en público. Las calles se llenaban de carreras de carruajes, apuestas, cantos y personas entregándose al placer.

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Además de ser considerado un día festivo, era un día sagrado para los sacerdotes y la aristocracia. “Todo lo que es serio está prohibido”, era el lema de los romanos.

Las Saturnales estaban presididas por un rey, elegido especialmente para la ocasión, pero la estructura social del imperio perdía valor en estas fechas. Las élites compartían con la servidumbre y no había distinción de género, edad o clase social.

A los esclavos se les permitía disfrutar igual que a los ciudadanos libres, emborracharse en público y usar ropa diferente. Los ciudadanos también dejaban de lado sus mantos formales para estar inmersos en las fiestas.

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Una tradición de las Saturnales era la entrega de regalos, especialmente velas o figuritas de terracota al finalizar los festejos.

Retrato de Saturno hecho por Jan van Dalen.

La Navidad

Desde el año V a.C, las celebraciones de Saturno se daban en la semana del 17 al 23 de diciembre, tal como lo proclamó César Augusto. Cuando llegó Calígula al poder, los festejos se extendieron por dos semanas.

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Recién en el siglo IV después del nacimiento de Cristo, la Iglesia Católica fijó un día para celebrar a Jesús. De acuerdo a la cultura popular, el 25 de diciembre era el día ideal.

Cuando la Iglesia tomó las riendas de la celebración, ya la Navidad se convirtió en un día de agasajar a Jesús. Los días hedonistas quedaron en el pasado y la tradición de los excesos se fue con el Imperio Romano. Poco a poco se fueron estableciendo los rituales católicos que ahora tienen lugar en diciembre, como la Novena de Navidad. (I)