Más de uno nos hemos encontrado con la siguiente problemática (que tiene solución, afortunadamente): entender un idioma, pero no poder expresarse con él. Peor si uno no ha tenido oportunidad previa de viajar al país donde se hable esa lengua. Es una situación frustrante y, en algunos casos, se siente hasta vergonzoso.
Entender un idioma y hablarlo con fluidez son dos habilidades diferentes. Sí, es común comprender una lengua extranjera más de lo que se puede hablar. Educadores coinciden en que la comprensión es una habilidad pasiva que involucra la memoria a nivel receptivo, mientras que hablar requiere habilidades activas de producción y articulación del lenguaje.
Además, factores como la falta de práctica, el miedo a cometer errores y la presión social también pueden influir en la dificultad para expresarse en un idioma extranjero. Otras razones son ansiedad o nerviosismo al hablar en público, limitaciones de vocabulario, gramática y estructura, así como desafíos de pronunciación.
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Por eso no es raro encontrar cada vez más que las escuelas de idiomas estimulen a sus estudiantes a experimentar sus clubes y talleres de conversación.
La importancia de comunicarse
“Las personas que buscan estos clubes quieren defenderse no solo a nivel de conversación, sino en otros ámbitos, como negocios, amistad con personas de otros países, turismo, viajes. Es tan importante poder comunicarte en un aeropuerto, por ejemplo. Tal vez no necesita mucho de la parte académica, sino más bien comunicarse con personas que tengan similares propósitos y aficiones”, comenta el profesor Ernesto Santos, responsable del área lingüística del Centro de Educación Continua de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), en Quito.
La institución cuenta con dos clubes, explica, para dos niveles: intermedio / avanzado (B1) y avanzado (B2) en inglés. Es indispensable estar en este rango, y de ahí pueden acceder a este servicio estudiantes desde los 13 años en adelante, pues no es exclusivo para los inscritos en la EPN o universitarios.
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Un aspecto clave que diferencia un club o taller de conversación es la carga horaria, el número de estudiantes y, en especial, el tono del encuentro: informal. Santos aclara que lo ideal es de seis a quince estudiantes por grupo, para que cada uno tenga posibilidad de expresarse, y escuchar también a los otros.
En el caso de la EPN las modalidades pueden ser face-to-face (presencial) y online. Además, se trabajan por unidades temáticas, empezando por las tradiciones, le siguen trabajos, entretenimiento, viajes, celebraciones, redes sociales.
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A perder el miedo, sí o sí
Si a muchos se les complica el inglés, encontrarán que puede ser más complicado aún el francés. Por eso, dice Alice Goy-Billaud, directora de cultura y comunicación de la escuela Hola France, los clubes o talleres de conversación más que un plus deberían verse como una actividad complementaria y paralela a los cursos tomados.
“Le permite al alumno de salir de una clase tradicional y para eso el profesor usa diferentes soportes que son más lúdicos y variados. Por ejemplo, para iniciar a su taller de conversación, puede usar una receta de cocina, el afiche de un festival o película, juegos de mesa”, ilustra Silvana Pavlovic, coordinadora académica.
Estos elementos, añade, crean un puente cultural hacia el alumno con la actualidad cultural del idioma estudiado.
“Sabemos que el francés es un idioma complejo, porque escrito es bien diferente de lo oral. Tú lees algo y pronuncias otro idioma. Entonces en los talleres de conversación te enfocas solamente en lo oral”, complementa Catherine Marti, directora pedagógica de la institución.
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“Puedes equivocarte, pero la idea es soltarse, hablar libremente. Que el alumno pierda el miedo y suelte la lengua. Porque eso te ayuda a comunicarte de manera más fluida, más natural con francófonos, con nativos y no solo en la comunicación entre profesor y compañeros”. Sin duda, es una conversación más auténtica, clave para adquirir confianza y el placer de aprender sin salir del país.
“En Guayaquil ya existe una comunidad francesa. Aunque tú no viajes, te vas a topar con un turista o en alguna reunión entre francófonos, para una cierta ocasión”, nota Marti. “Hay franceses que viajan en Guayaquil, es una ciudad cultural y turística en realidad. Entonces te vas a encontrar a 5, 6 franceses en un restaurante en Guayaquil y puedes hablar con ellos”.
El taller de conversación de Hola France, escuela fundada por Goy-Billaud, Pavlovic y Marti en el 2018, se realiza una vez a la semana, dos horas semanales, por lo general de 18:00 a 20:00 los viernes, para practicar lo aprendido en los días anteriores. Todos sus estudiantes pueden acceder al servicio, desde el nivel inicial.
Otras oportunidades
Además de sus clubes o talleres de conversación, las escuelas de idiomas de igual modo celebran diversas actividades culturales para sus alumnos, así como para la comunidad que habla en una lengua extranjera.
Así ocurre con la Alianza Francesa de Guayaquil, con su Fiesta de la Música, por ejemplo, o con el Centro Ecuatoriano Norteamericano, con su programa de Microteatro en inglés. Es válido recordar que esas iniciativas también son grandes oportunidades para exponerse a otros idiomas y practicarlos. (I)