La Tierra y toda nuestra galaxia, la Vía Láctea, podrían estar dentro de un misterioso agujero gigante que hace que el cosmos se expanda más rápido aquí que en las regiones vecinas del universo, según los astrónomos de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido).

Su teoría es una solución potencial a la llamada ‘tensión de Hubble’ y podría ayudar a confirmar la verdadera edad de nuestro universo, que se estima en unos 13.800 millones de años, detalla Europa Press.

La última investigación, compartida en la Reunión Nacional de Astronomía (NAM) de la Royal Astronomical Society en Durham (Reino Unido), muestra que las ondas sonoras del universo primitivo, “esencialmente el sonido del Big Bang”, respaldan esta idea.

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La constante de Hubble fue propuesta por primera vez por Edwin Hubble en 1929 para expresar la velocidad de expansión del universo.

Se puede medir observando la distancia de los objetos celestes y la velocidad a la que se alejan de nosotros. El obstáculo, sin embargo, es que extrapolar las mediciones del universo distante y primitivo al presente utilizando el modelo cosmológico estándar predice una tasa de expansión más lenta que las mediciones del universo cercano y más reciente.

Esta es la tensión de Hubble. “Una posible solución a esta inconsistencia es que nuestra galaxia está cerca del centro de un gran vacío local”, explica Indranil Banik, de la Universidad de Portsmouth.

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Para que la idea fuera viable, la Tierra y nuestro sistema solar tendrían que estar cerca del centro de un vacío de aproximadamente mil millones de años luz de radio y con una densidad aproximadamente un 20 por ciento inferior al promedio del universo en su conjunto.

El conteo directo de galaxias respalda la teoría, porque la densidad numérica en nuestro universo local es menor que en las regiones vecinas. Sin embargo, la existencia de un vacío tan grande y profundo es controvertida porque no encaja particularmente bien con el modelo estándar de cosmología, que sugiere que hoy la materia debería estar distribuida de manera más uniforme en escalas tan grandes.

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A pesar de esto, nuevos datos presentados por el doctor Banik en NAM 2025 muestran que las oscilaciones acústicas bariónicas (BAO) -el “sonido del Big Bang”- apoyan la idea de un vacío local.

El siguiente paso para los investigadores es comparar su modelo de vacío local con otros métodos para estimar la historia de la expansión del universo, como los cronómetros cósmicos. Esto implica observar galaxias que ya no forman estrellas. Al observar sus espectros, o luz, es posible determinar qué tipo de estrellas tienen y en qué proporción. Dado que las estrellas más masivas tienen vidas más cortas, están ausentes en las galaxias más antiguas, lo que permite determinar la edad de una galaxia.

Los astrónomos pueden entonces combinar esta edad con el corrimiento al rojo de la galaxia (cuánto se ha estirado la longitud de onda de su luz), lo que nos indica cuánto se ha expandido el universo mientras la luz de la galaxia viajaba hacia nosotros. Esto arroja luz sobre la historia de la expansión del universo. (I)