Con cacahuetes y un paseo entre arbustos comienza la jornada de Pitchou, una gorila de 22 años acogida en un centro camerunés que se hace cargo de animales confiscados a cazadores furtivos.

El Limbe Wildlife Centre (LWC), un antiguo parque zoológico convertido en refugio de animales en dificultades alberga en tres hectáreas a más de 250 ejemplares, entre ellos 230 primates, es decir gorilas, chimpancés y driles.

"Todos los animales que están aquí proceden de la caza furtiva", recalca Guillaume Le Flohic, director del LWC, situado en Limbe, una ciudad del sudoeste de Camerún. Es una de las dos regiones de habla inglesa del país y está inmersa desde hace más de un año en un conflicto armado.

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Según él, tres especies, el guepardo, el rinoceronte negro y el licaón (también conocido como perro salvaje africano o perro hiena) desaparecieron de Camerún en los últimos diez años y, si no se remedia, le seguirán otros como el león, el elefante de sabana, el dril o el gorila de río Cross (presente en Camerún y en Nigeria, de los que ya quedarían menos de 300 en estado salvaje).

"Nuestro papel es apoyar a las autoridades. Cuando proceden a confiscaciones ofrecemos la posibilidad de cuidar a animales", explica Le Flohic.

Unos cazadores mataron a la madre de Pitchou, que acabó en un hotel de Kribi (sur) para ser vendida a un turista. Llegó al centro en abril de 1998, en un estado penoso.

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"Cuando llegó, Pitchou tenía fiebre, estaba estresada, tosía mucho, rechinaba los dientes, llevaba dos semanas con diarrea y presentaba heridas múltiples en piernas, brazos y cabeza", explica el centro.

Ahora es un modelo de éxito de resocialización, integrada en un grupo de gorilas, en un recinto adecuado, un entorno similar al suyo, con árboles frutales que proporcionan comida y otros que aportan sombra para protegerla del sol.

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"Hemos adaptado cada recinto en función de las especies", explica Peggy Motsch, encargada del bienestar de los animales. "Por ejemplo los driles son muy destrozadores. Hemos intentado plantar árboles, hierbas y arbustos, pero con ellos no funciona".

En su recinto hubo que poner estructuras colgantes, con cuerdas, bambúes y tubos de metal que les permiten divertirse y trepar.

Los animales del centro pueden aparearse pero se controlan los nacimientos para evitar "quedar sin espacio", explica Le Flohic, quien insiste en que el objetivo es reintroducirlos en su hábitat natural.

Bajada de ingresos 

Por el momento no han podido reintroducirlos en su entorno y algunos de los animales del centro envejecieron y murieron en él. Fue el caso de Nyango, que era el único gorila de río Cross del mundo en vivir en cautiverio. Llegó en 1994 después de que unos cazadores furtivos asesinaran a su madre. Sobrevivió un cuarto de siglo.

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El centro de Limbé está abierto al público pero la insurrección armada de los separatistas anglófonos en la región provocó una bajada de la afluencia, sobre todo de los turistas cameruneses y, como consecuencia, en los ingresos.

"Antes conseguíamos entre 20 y 25 millones de francos CFA (entre entre 35.000 y 42.000 dólares) con la venta de entradas pero el año pasado rondamos los 12 millones (20.500 dólares)", lamenta Le Flohic.

La falta de seguridad también provocó un descenso del número de voluntarios europeos que pagan por ir a echar una mano al refugio. (I)