Las condiciones precarias del empleo frenan el acceso  a la seguridad social. Carolina, de 42 años de edad, trabaja como empleada doméstica y nunca ha aportado al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), entidad  que maneja el  seguro general obligatorio en el que los que más ganan sostienen las prestaciones de los que menos aportan bajo el principio de solidaridad que lo rige.