Un aislamiento obligatorio por quince días mantienen, desde la tarde del martes último, once sectores de Portoviejo, la capital manabita, luego de que se encontraran casos de infectados por COVID-19 en un muestreo que hicieron sus autoridades.

Esta medida la adoptó el COE cantonal para ayudar a reducir los contagios que pueden darse por la exposición al virus.

Erwin Valdiviezo, alcalde encargado de Portoviejo, mencionó que desde hace mes y medio se hacen muestreos cada quince días. Y a estas once áreas con casos de COVID-19 se las denominó zonas de cuidado especial.

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"Se les hace el control y se aplican restricciones de tal manera que esto se vuelve a determinar en quince días. No hay un incremento de cifras, nos mantenemos en los mismos parámetros, la mortalidad sí ha bajado", señaló Valdiviezo.

En la página web del Registro Civil se expone que en agosto las inscripciones de defunciones (sin especificar las causas) fueron 200 en Portoviejo. En julio llegaron a 217. Y del 1 al 14 de septiembre se contabilizan 70 actas de defunciones.

Las zonas de cuidado especial o en aislamiento obligatorio están en las parroquias San Pablo, Francisco Pacheco, Colón, Picoazá y Crucita. También, en el centro urbano de Portoviejo, en el sector Los Ángeles, en la comunidad Estancia Vieja, en la av. Bolivariana y en las ciudadelas Nuevo Portoviejo y Los Florones.

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Por quince días, quienes tengan COVID-19 y su círculo familiar deberán pasar en sus casas. Y en estos sectores se prohibió la actividad comercial entre las 19:00 y 05:00, con excepción de farmacias, tiendas de abarrotes y negocios que preparan comida solo para llevar.

En todas estas zonas están prohibidas las reuniones sociales (de todo tipo), las actividades deportivas grupales, así como el uso de parques, casas comunales, piscinas comunitarias, canchas, escenarios deportivos y conchas acústicas.

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Tampoco se pueden vender bebidas alcohólicas. Y no se puede circular ni en vehículos ni a pie entre las 21:00 y 05:00, tal como ocurría en el toque de queda que estuvo vigente hasta el domingo 13.

"No es culpa de las autoridades, depende de nosotros que no entendemos lo mal que es esta pandemia y si nosotros no nos cuidamos, no va a haber nadie quién controle esto. No respetamos a nadie, andamos sin mascarillas, hacemos fiesta, no tenemos un buen cuidado", expuso Carlos Gines, dirigente de la parroquia Picoazá, uno de los sectores de la capital manabita más golpeados durante esta pandemia.

Ángela Macías, habitante del sector Florones 4, considera que los controles militares y policiales no deben cesar, porque aún hay personas que no acatan las medidas de distanciamiento social y mucho menos portan mascarillas. (I)