Hablar de Boutique D’Mori es hablar de Lupe Mori y su hija Nicole Leimgruber. Pero también es hablar de despedidas y retornos; caídas y levantadas; épocas doradas y tiempos difíciles; pero sobre todo es hablar del amor a la familia y sacrificios por la empresa.

Y nadie sabe más de sacrificios que Lupe, de 70 años, quien estuvo al frente de D’Mori desde 1979 hasta el 2017, aunque el retiro le duró poco y regresó en el 2018 y está por cumplir 43 años en el negocio, pero ya con muchas menos responsabilidades y como una especie de asesora de Nicole, quien tomó las riendas hace siete años, después de estar trece años en la empresa donde entró en el 2004 cuando tenía 21 años.

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Abrazando a su madre y entre risas, Nicole, quien este sábado cumple 40 años, recuerda que sus primeros días tuvo que hacer inventario físico, empezar de cero y aprender en todas las áreas de la tienda.

“Igual tenemos cierto orden por tener un papá suizo... Era asistente del asistente, no tomaba ninguna decisión, pero sí acompañaba a mi mamá a los viajes y poco a poco empecé a opinar y bien orgánicamente comenzó a cambiar, pero muy suavecito”, recuerda la que ahora es imagen de D’Mori y quien afirma que fue una suerte que le gustara la misma carrera de su madre.

Lupe se siente orgullosa de que su empresa esté en manos de su hija, quien la ha modernizado, aun cuando asegura que le advirtió sobre lo sacrificado del negocio. “En muchas ocasiones le aconsejé: ‘hija, piensa bien si vas a querer quedarte toda la vida en un negocio como este, es muy sacrificado, es de domingo a domingo, de manejar muchos empleados, una serie de cosas, que llega un momento que ya no sabes si vale la pena seguir, peor con la competencia desleal’, pero está feliz”, dice aliviada la fundadora de D’Mori, mientras Nicole reconoce con buen humor que ha derramado “una que otra lágrima de frustración, no creo que ningún trabajo sea color de rosas”.

La historia de este legado empezó cuando Lupe llevaba a una pequeña Nicole a shows, pasarelas y sus viajes a Europa o Estados Unidos para buscar colecciones de ropa para surtir la tienda, pues no había en ese tiempo suficiente confección nacional. Eso fue parte del sacrificio también, dice Mori, pues no eran menos de siete viajes al año: cuatro a Europa (Italia) y tres a Estados Unidos.

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“Casi siempre la llevaba conmigo a fijarse en la ropa, en texturas, en moda, cuando llegó el momento en que quiso seguir su carrera escogió Marketing de Moda en Italia y cuando regresó empezó la posibilidad, primero de seguir el negocio, y luego cuando vio que las cosas iban cambiando de mejor a peor con la economía del país, empezó la transición de hacer su línea en el 2016″, recuerda Lupe.

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Esa línea de ropa es Etoile, una creación de Nicole que fue lanzada en noviembre del 2019.

“El lanzamiento de mi marca fue una bomba, una tal bomba que me emocioné tanto, que dije ya despegamos finalmente, porque hemos venido de años difíciles, años complicados con el tema político. Las aduanas se cerraron un poco, comenzaron a poner muchas trabas para las cosas importadas, el no tener reposición de stock, porque las importaciones estaban tan difíciles, nos obligó a crear la línea local para tener inyecciones de cosas nuevas en estos largos tiempos de espera mientras llegaban las cosas de fuera”, cuenta la empresaria, quien indica que antes del lanzamiento de Etoile el catálogo de D’Mori era 90 % importado y 10 % local, actualmente están 50/50.

Lupe recuerda las épocas doradas, en los inicios de la boutique, cuando su hermana Fanny le enviaba ropa desde Italia y D’Mori era una de las pocas tiendas en la ciudad que ofrecía ropa europea. Luego, tuvieron su ascenso cuando abrieron más tiendas en el Riocentro de Los Ceibos y el Riocentro de Samborondón, incluso una en Miami; y también diversificaron el negocio y abrieron una tienda de ropa de hombres Ecco, que aún conservan junto con D’Mori del Policentro.

“Desde el año 2000 las cosas empezaron a cambiar, hay mucha competencia desleal, eso hay que decirlo, eso hace mucho daño a quienes pagamos impuestos, y así no puede ser”, lamenta Mori, quien insiste en que los tiempos difíciles han sido muchos y recuerda la pandemia como el último que han tenido que sortear y pasaron gracias a Etoile.

Pudieron pasar ese bache gracias a Nicole que desde casa, durante la cuarentena, empezó a vender ropa vía online y cuando terminó el encierro empezaron a entregar a todo el país. “Había gente de Puyo, Loja, Portoviejo, Quito, El Triunfo... No fue una venta brutal, pero estábamos felices de pagar lo básico y no tuvimos que sacar a nadie”, resalta Mori, quien asegura que el presente y futuro de su empresa es su hija.

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Ahora, Lupe disfruta su tiempo como abuela y está feliz de hacer las cosas que no hizo de joven porque no tenía el tiempo, sus hobbies. Le encanta el baile y toma clases de baile en una academia cuatro veces a la semana. “No puedo terminar mi días aquí, yo también quiero vivir porque fueron épocas muy difíciles cuando empezamos”.

Aconseja a las madres empresarias abrirles las puertas del trabajo a sus hijos, a no subestimarlos y darles las alas para volar, que crezcan y hagan nuevos proyectos, “es el momento de ellos, nosotros no podemos más que ayudarles en lo que podamos, apoyarlos siempre con los consejos, las historias y los conocimientos”.

Y es que a Nicole le han dado carta abierta: “Me he sentido libre de hacer y deshacer y gracias a eso la he pegado, me he equivocado, pero hay veces que la he pegado”, dice entre risas. (I)