Para Ecuador, combinar progreso económico con conservación ambiental es más que una aspiración: es una necesidad urgente. Nuestro país, reconocido mundialmente por su extraordinaria biodiversidad y ecosistemas únicos, enfrenta amenazas ambientales profundas que requieren acciones concretas, especialmente desde el sector privado.

Ecuador posee bosques tropicales, páramos, manglares y humedales que son esenciales no solo por su belleza, sino por los servicios ecosistémicos vitales que brindan. Estos ecosistemas regulan el clima, conservan el agua que bebemos, purifican el aire y sostienen actividades agrícolas tradicionales y medicina ancestral. Además, nuestra biodiversidad tiene un enorme potencial en biotecnología, farmacología y agroindustria. La degradación ambiental implicaría pérdidas irreparables en conocimiento científico, oportunidades económicas y bienestar social.

Actualmente, Ecuador afronta desafíos ambientales complejos como la deforestación acelerada debido al crecimiento urbano, agrícola y la extracción de recursos naturales. Esta situación está debilitando la capacidad natural de nuestros bosques para absorber carbono (menos arboles = menos fotosíntesis = menos carbono capturado), agravando el cambio climático. Asimismo, la contaminación de ríos y lagos por vertidos industriales y mala gestión de residuos amenaza la salud y supervivencia de numerosas comunidades.

Las áreas costeras y marinas tampoco escapan a esta problemática. El desarrollo turístico desordenado y una pesca poco regulada degradan hábitats críticos para la vida marina, impactando negativamente ecosistemas sensibles. Además, actividades extractivas como la explotación petrolera en regiones vulnerables han causado controversias por su impacto en comunidades indígenas y locales, afectando gravemente el entorno.

Para enfrentar estos desafíos es indispensable una visión integral que considere la interconexión ecológica, social y económica. El sector privado tiene el poder y la responsabilidad de adoptar prácticas sostenibles que reduzcan estos impactos. Sin embargo, es vital evitar el “greenwashing”, estrategia en la que algunas empresas proyectan imagen y mensajes ambientales positivos sin acciones reales. En Ecuador, esta práctica engañosa: distorsiona la percepción pública, y lleva a decisiones de inversión. Algunos casos locales han mostrado cómo la promoción de imágenes “verdes” se utiliza para tapar procesos contaminantes o prácticas de explotación irresponsable de recursos naturales. Esta estrategia de marketing superficial debe ser eliminada de nuestro país.

Julián Pérez Correa, Docente investigador de la ESPOL

Es crucial que las compañías ecuatorianas asuman un compromiso genuino hacia la sostenibilidad ambiental. Esto implica implementar auditorías ambientales independientes, certificaciones internacionales y planes continuos de mejora ambiental abiertos al escrutinio público. Solamente con transparencia y acciones verificables se puede construir una economía basada en principios éticos y sostenibles.

Exhorto a empresarios y líderes del sector privado a dar un paso adelante, invirtiendo en innovación ambiental y adoptando una actitud responsable frente al ambiente. Cada decisión estratégica y cada inversión en tecnología limpia contribuye directamente a regenerar y proteger nuestro patrimonio natural. Las empresas deben establecer metas claras, transparentes y medibles en sostenibilidad, integrando a las comunidades y expertos en todas las etapas del proceso.

Debemos comprender que cuidar nuestro ambiente y biodiversidad no es un costo, sino una inversión estratégica en el futuro. Adoptar prácticas sostenibles no solo garantiza la preservación de nuestros recursos naturales, sino que también incrementa la competitividad empresarial y la resiliencia económica.

Hay que entender que la protección del ambiente y la biodiversidad no es un costo adicional, sino una inversión en el futuro. Adoptar prácticas sostenibles es sinónimo de competitividad y resiliencia, garantizando que el crecimiento económico se alinee con el bienestar del planeta. Construyamos juntos un Ecuador en el que la prosperidad y la naturaleza coexistan en armonía, dejando un legado de compromiso y visión para las próximas generaciones. El reto es grande, pero ¡la oportunidad de proteger el ambiente y la biodiversidad es aún mayor!