El colectivo Ecuador Libre de Transgénicos en Defensa de la Pachamama alertó sobre el riesgo de tener cultivos de arroz modificados en el país.

A través de un comunicado, la organización recordó que el uso de semillas genéticamente modificadas está prohibido por el artículo 15 de la Constitución, debido a los riesgos que representan para la salud y el ambiente. Sin embargo, aseguró que en mayo pasado el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) aprobó semillas de arroz con la tecnología denominada “edición génica”.

Esta permite a los científicos modificar el ADN de un organismo.

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Cada ecuatoriano consume, en promedio, 50 kilogramos de arroz al año.

De acuerdo con el colectivo, con esta aprobación, el MAG determinó que estas semillas de arroz, tolerantes a herbicidas, puedan registrarse y comercializarse en el país, sin estar sujetas a la prohibición constitucional que impide la siembra comercial de productos transgénicos.

En el comunicado, explica que aunque las técnicas que se emplean en la edición génica y en los transgénicos son diferentes, los resultados son los mismos. Las semillas de arroz aprobadas por el MAG son resistentes a herbicidas.

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“El uso masivo de estos químicos en los cultivos tiene como consecuencias la pérdida de la biodiversidad, desaparición de polinizadores como las abejas, contaminación del agua, el aire, el suelo y los alimentos, que a su vez generan enfermedades crónicas no transmisibles en las personas, como problemas respiratorios, problemas endocrinos, enfermedades neurológicas, depresión, obesidad, alergias, intolerancia gástrica, entre otras”, aseguró la organización.

Agrega que esta decisión, de aprobar las semillas de arroz con la tecnología de edición génica, fue posible debido a la promulgación del Acuerdo Ministerial n.º 063, emitido en septiembre de 2023 durante el gobierno de Guillermo Lasso. Este acuerdo legaliza el uso de semillas genéticamente modificadas mediante técnicas de edición génica, denominadas oficialmente “técnicas de mejoramiento de precisión”.

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“Así, las semillas editadas pasan a ser tratadas igual que las convencionales. Las tecnologías de edición génica empezaron a investigarse hace poco tiempo y, por lo tanto, son experimentales. La Constitución, en su artículo 401, prohíbe la aplicación de biotecnologías riesgosas o experimentales”, reiteró el colectivo.

Finalmente, concluye que existe el riesgo de que estas semillas editadas se crucen con variedades criollas, lo que podría contaminar irreversiblemente el patrimonio genético del arroz ecuatoriano.

‘No se consigue finalmente un organismo transgénico’

Ante este comunicado, Raúl Jaramillo, director ejecutivo del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), señaló que colaboraron con el MAG y con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (ICCA) en la elaboración del Acuerdo Ministerial n.º 063, que “tiene que ver precisamente con aspectos de mejoramiento vegetal de precisión para obtener de una manera más expedita nuevos materiales para ir puliendo necesidades como el cambio climático, los nuevos mercados, la resistencia a enfermedades, menor contaminación de metales pesados”.

Esto, según Jaramillo, comprende una gama de aspectos que con las técnicas normales se volverían muy complejas, muy costosas y también muy demoradas de conseguir.

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Explicó que el proceso de mejoramiento vegetal normalmente involucra hacer cruzamientos y evaluar dentro de poblaciones numerosas distintos individuos en los cuales se van encontrando poco a poco las características que el productor agrícola necesita, sin embargo, reflexionó que esto puede tomar muchos años y eventualmente no se consiguen todas las características deseadas. Sin embargo, con las técnicas modernas, reiteró Jaramillo, se puede, en principio, ir encontrando los gens específicos que se tienen que editar para conseguir rápidamente las características necesarias.

Respecto a la similitud de resultados con los transgénicos que apunta el colectivo, Jaramillo explicó que en el caso de los transgénicos involucran en sí mismo la inclusión de material genético foráneo, mientras que estas nuevas técnicas (la edición génica) lo utilizan solo para fines específicos con el fin se desarrollar la transformación.

“No se consigue finalmente un organismo transgénico, son organismos modificados a través de la tecnología, pero de alguna manera muy similar a lo que ocurre en la naturaleza en la que pocas letras del alfabeto del ADN se logran transformar”, argumentó el titular del Iniap.

Cree que esto es necesario, porque de los contrario el Iniap estaría muy relegado del resto de empresas y universidades internacionales que trabajan activamente con este tipo de técnicas.

Por último, aseguró que estos materiales no están registrados ni habilitados para comercializarse. “Recién pasaron por un primer filtro que tiene que ver con identificar que no son transgénicos, que no tienen material genético foráneo, que las técnicas que usaron solamente estaban involucradas en modificar porciones específicas de genes específicos en los cuales se hicieron las transformaciones. Todavía tiene que cumplirse todo lo que dice la norma en cuanto al registro de estos materiales, cumpliendo la Ley de Semillas y todos los procesos que tienen que realizarse frente al Ministerio de Agricultura”, enfatizó.

Producción de semillas del Iniap

Mientras, en una publicación del Iniap, en mayo pasado, la entidad resaltó que según la Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua (Espac 2024), Ecuador cuenta con 404.932 hectáreas comerciales de arroz, de las cuales solo el 19 % utiliza semilla certificada. De este porcentaje, aproximadamente la mitad proviene de la producción del Iniap.

Entre junio de 2022 y diciembre de 2024, el Iniap produjo 223,74 toneladas de semilla básica, registrada y certificada de variedades como Iniap-Impacto, Iniap-FL Élite, Iniap-FL Arenillas, Iniap FL-1480 Cristalino, Iniap-20 y el material promisorio GO 04429. Esta producción permitió cubrir 118.785 hectáreas comerciales, lo que benefició directamente a 45.165 productores.

El Iniap señaló que sus variedades de semillas se caracterizan por su alto potencial de rendimiento (más de 6 toneladas por hectárea, frente al promedio nacional de 4,8), tolerancia a plagas y enfermedades y excelente calidad de grano. (I)