En las últimas semanas han circulado en redes sociales videos y testimonios de ganaderos de Imbabura y Quito denunciando ataques de osos de anteojos, también conocidos como osos andinos (Tremarctos ornatus), a sus rebaños.
Estas denuncias han encendido las alarmas tanto entre los agricultores como en las autoridades ambientales, que han comenzado a tomar medidas para enfrentar esta problemática.
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Un video reciente que se volvió viral muestra a un ciudadano en Ibarra intentando ahuyentar a un oso que atacaba a una vaca. Corriendo hacia un alambrado que dividía el potrero donde ocurría el ataque, el hombre gritaba desesperadamente intentando alejar al oso, mientras otra vaca corría por el lugar.
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No es solo en Imbabura donde se han reportado estos ataques. En el Distrito Metropolitano de Quito, específicamente en el cerro Cotohurco, sobre las parroquias de Yaruquí y Pifo, los ganaderos también han visto cómo los osos bajan de los páramos y atacan a sus terneros.
Estos incidentes también han sido reportados en la zona de Checa, cerca del cerro Puntas. Un ganadero de la zona comentó que lograron espantar al último oso con la ayuda de perros, pero que los ataques continúan siendo una amenaza constante.
Rodrigo Cisneros, docente investigador de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), explicó que el oso andino es una especie omnívora y que el consumo de carne, aunque comúnmente de carroña, puede incluir ganado doméstico.
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Señaló que en los últimos diez años ha habido un aumento significativo en los reportes de ataques a ganado en la región andina, un fenómeno que atribuye a varias causas, principalmente la pérdida de hábitat del oso.
“Más de la mitad del territorio originario de bosques montanos y páramos del Ecuador ha sido transformado en zonas de cultivo y pastoreo. Esto significa que el hábitat del oso se ha restringido y, con menos territorio disponible, los osos buscan alimento en las áreas humanas, encontrándose con el ganado”, explicó el docente universitario.
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En respuesta a estos incidentes, el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (Maate) emitió un comunicado informando que se ha activado un protocolo de atención y respuesta frente a las interacciones gente-fauna silvestre, coordinado entre varias entidades, como la Dirección Zonal 1 del Maate, la Prefectura de Imbabura, la Unidad de Protección de Medio Ambiente (UPMA) y la Policía Nacional del Ecuador.
Además dijo que se están realizando inspecciones para determinar las causas de la presencia de los osos y las acciones por implementar. Se consultó sobre las razones a la cartera de Estado, pero estarían todavía en levantamiento de información.
Cecilia Puertas, docente investigadora de la Universidad Internacional del Ecuador, refirió que el oso de anteojos es una especie omnívora oportunista cuya dieta se compone mayoritariamente de vegetales.
Sin embargo, coincidió en que la reducción de su hábitat natural debido a actividades humanas, como la agricultura y la deforestación, ha llevado a una escasez de alimento en su dieta normal.
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“En una dieta normal, el oso consume entre 13 y 31 kilos de plantas; pero, al no haber tanta vegetación, ha tenido que empezar a comer ganado. Esto provoca que muchos campesinos los asesinen en represalia”, explicó Puertas.
Añadió que los ataques a ganado suelen ser oportunistas y que los osos no tienen una estrategia de cacería, sino que se ven obligados a atacar debido a la falta de alimento.
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Puertas destacó que el oso de anteojos es un mamífero amenazado en Ecuador, categorizado como “en peligro” según el Libro rojo de los mamíferos del Ecuador y “vulnerable” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
“La presión de las actividades productivas humanas provoca la expansión de la frontera agrícola, incendios, deforestación y cambio del uso del suelo, todo lo cual reduce el hábitat de los osos”, añadió.
Los expertos universitarios indicaron que es necesario abordar las causas subyacentes del problema, como la gestión del territorio y la optimización de la ganadería.
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Cisneros agregó que esta deberá ser una corresponsabilidad, de los Gobiernos central y local con normativa, y de los ganaderos con un manejo adecuado del territorio y optimización del manejo del ganado para recuperar bosques. (I)
