Hernán Mendoza era un joven que salió junto a un amigo al sector de La Pradera, en el norte de Quito. Los dos fueron sorprendidos por antisociales, su amigo apareció al siguiente día con síntomas de haber sido escopolaminado, pero él no aparecía. Un mes y dos días después, el 28 de febrero, fue encontrado sin vida en las orillas de un río ubicado en el nororiente de la capital.